Las autoridades de Hong Kong, China, pidieron este sábado a los más de 7,4 millones de sus habitantes que se sometan voluntariamente a pruebas de detección del COVID-19 en sus casas durante tres días consecutivos a partir de la próxima semana.
El anuncio de la jefa ejecutiva, Carrie Lam, se realizó como un esfuerzo para contener el peor brote de coronavirus en la ciudad desde el inicio de la pandemia. Asimismo, señaló que las “pruebas obligatorias y universales” para toda la población son esenciales, pero no apuntó cuando pueden estar listas.
La posibilidad de nuevos cierres de escuelas, así como otras alteraciones, atraparon al gobierno entre los pedidos de suavizar las restricciones y la exigencia de Beijing de aplicar su estricta política de “tolerancia cero”, la cual incluye aislar zonas enteras.
No obstante, las autoridades de salud de Hong Kong reportaron 116 nuevas muertes COVID-19 este sábado. Ante ello, opinaron que las infecciones diarias en los últimos días siguen disminuyendo constantemente.
COVID-19 en Shanghái
Por su parte, las autoridades de Shanghái luchan para cumplir los requisitos del confinamiento de sus 26 millones de habitantes, el mayor trabajo de este tipo en China desde que en diciembre de 2019 se detectó el virus por primera vez en Wuhan, en el centro del país.
La ciudad decretó un confinamiento de ocho días en dos fases, pero muchos de los residentes en la parte oriental, Pudong, siguen aislados, aunque debieron salir de casa el viernes.
La otra la mitad de la ciudad, en Puxi, continúa confinada, donde los comercios no esenciales y el transporte público no funcionan y las calles se vaciaron de autos y gente.
Un total de 14 millones de residentes de esta zona se sometieron a pruebas de detección del virus el viernes, según medios estatales.
China confirmó dos mil 86 nuevos casos el sábado, 260 de ellos en Shanghái; además de siete mil 789 infectados asintomáticos, de los cuales seis mil 51 estaban en la metrópolis.
Con información de AP
MAEP
