Con lluvias torrenciales y fuertes vientos, la tormenta tropical Debby azotó la costa del golfo de Florida, en Estados Unidos, tocando tierra como huracán categoría 1, aunque posteriormente se degradó. Como resultado dejó al menos cuatro fallecidos en el estado y movilizó a los cuerpos de rescate para sacar a cientos de personas de casas inundadas.
La tormenta transportaba vientos huracanados de hasta 130 kilómetros por hora cuando golpeó la región de Big Bend, pero las velocidades disminuyeron a medida que avanzó sobre la tierra.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos indicó que Debby cruzaría Georgia y se movería mar adentro hacia el océano Atlántico este martes por la noche, para luego volver a fortalecerse y tocar tierra por segunda vez, probablemente cerca de Charleston, Carolina del Norte.
Asimismo, pronosticó “inundaciones catastróficas” y que algunas zonas de la costa atlántica recibirían alrededor de 76 centímetros de lluvia la mañana de este viernes, por lo que los gobernadores de Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte declararon el estado de emergencia en previsión de los daños.
El Departamento de Policía de Sarasota, Florida, informó a través de redes sociales que se rescató a cerca de 500 personas de sus casas inundadas. Esta ciudad costera, muy popular entre los turistas, fue de las más afectadas ayer.
“Básicamente, hemos tenido el doble de la cantidad de lluvia que se había pronosticado”, dijo el jefe de bomberos del condado de Sarasota, David Rathbun, en una actualización en las redes sociales.
Asimismo, el condado de Manatee, al norte de Sarasota, informó que 186 personas fueron rescatadas de las inundaciones. “Estamos enfrentando un evento meteorológico sin precedentes con el huracán Debby. La seguridad de nuestros residentes es nuestra máxima prioridad y estamos haciendo todo lo posible para responder de manera efectiva a esta crisis”, declaró la directora de seguridad pública de Manatee, Jodie Fiske, a la AP.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, advirtió que el estado podría seguir bajo amenaza en la medida que las vías fluviales ubicadas al norte del estado se llenen y bajen hacia el sur.
“Es una tormenta muy saturada y húmeda. Cuando llegue a su punto máximo y el agua baje desde Georgia, es algo por lo que estaremos en alerta no sólo durante el día de hoy (ayer), sino durante toda la próxima semana”, declaró en una sesión informativa ayer en el centro de operaciones de emergencia del estado.
Más temprano, el gobernador Ron DeSantis había comunicado que aproximadamente 17 mil instaladores de líneas eléctricas se encontraban trabajando para restablecer el suministro eléctrico y pidió a los residentes de las zonas afectadas que esperaran hasta que las condiciones sean seguras.
Asimismo, cerca de 200 mil personas permanecieron sin energía eléctrica en Florida y Georgia, menos que el pico de más de 350 mil reportados a mediodía de ayer por el portal poweroutage.us y Georgia Electric Membership Corp.
Las operaciones en los aeropuertos también se vieron afectadas, ya que fueron cancelados más de mil 600 vuelos en todo el país, muchos de ellos con origen o destino en las ciudades de Florida.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó una declaración de emergencia para la mayoría de los condados de Florida y ordenó la asistencia federal para complementar los esfuerzos de respuesta estatales. Esta acción permitirá a agencias federales agilizar las ayudas y coordinar todos los esfuerzos de auxilio en caso de desastre.