Ante la escalada por las violentas protestas tras el asesinato de un adolescente a manos de la Policía en Nanterre, Francia cedió ligeramente al arrestar e imputar por homicidio y mal manejo de arma al oficial que disparó fatalmente a Nahel, pero advirtió que no permitirá más caos.
Luego del furor que se extendió por tres días, amenazó a otras regiones y paralizó París, el presidente Emmanuel Macron intentó calmar los ánimos al confirmar que el presunto culpable fue detenido por un delito involuntario, lo que avecina una sanción tras su suspensión provisional, pues el fiscal Pascal Prache adelantó un exceso de la fuerza al no cumplir con el uso legal de la pistola.
Sin embargo, ello no evitó las movilizaciones, de quienes portaban playeras con el mensaje “Justicia por Nahuel, 27/06/23”, pues la familia del joven de 17 años de ascendencia argelina y marroquí, quien presuntamente cometió una falta de tránsito, mantuvo las protestas al movilizar a unas seis mil personas en contra del supuesto abuso policial tras la difusión del video de cuando le disparan.
Pero horas antes, decenas de alborotadores incendiaron automóviles, inmuebles y basura, atacaron con proyectiles a policías, saquearon negocios y bloquearon varias vías de manera simultánea.
Dichos actos fueron calificados como “injustificables” por el líder galo. Y poco después exhortó a ese sector a retomar las movilizaciones pacíficas, pero ignoraron su llamado, por lo que desplegó a 40 mil agentes, cifra que representa casi el cuádruple de los nueve mil que vigilaron la primera protesta, previo a que la situación de saliera de control.
Y más tarde, Francia redobló el cerco contra estos actos al declarar toque de queda entre las 21:00 horas y las 06:00 horas del día siguiente, acto que se repetirá al menos durante cinco días, en lo que rebajan las tensiones.
Por separado, el ministro del Interior, Gerald Darmanin, notificó oficialmente que ya suman 180 detenidos y escuelas y centros policiales quemados, al justificar un mayor número de uniformados en las calles, mientras que la gobernadora de París, Valerie Pescresse, advirtió a los vándalos que “el transporte no será víctima de matones”.
En torno a la situación del oficial, su abogado, Laurent-Franck Lienard, reveló a medios de Francia que su cliente ofreció perdón a la familia luego de ser recluido, pero son conscientes de que la situación no se calmará hasta que consigan lo que quieren, pues mientras algunos piden justicia otros insisten en una “venganza por Nahel”.
Por ello, advirtió que es posible que ni un castigo contenga a quienes sólo quieren generar más caos por su odio persistente contra la autoridad.