La reelección del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, avivó el reclamo global por presuntas violaciones a los derechos humanos derivadas de la férrea contención a las pandillas.
Aunque varias potencias felicitaron al derechista tachado de “dictador”, Estados Unidos y Alemania pusieron énfasis en las críticas por la falta de garantías individuales, pues en los últimos 24 meses desde que implementó el primer Estado de excepción suma 70 mil pandilleros detenidos y recluidos, pese a que en algunos casos no hubo órdenes de arresto ni se garantizó el debido proceso.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, enfatizó en su cuenta de Twitter “esperamos seguir dando prioridad a la buena gobernanza, la prosperidad económica inclusiva y las garantías de un juicio justo” en franca crítica a la gestión del líder de Nuevas Ideas.
Sin embargo, también reconoció la decisión de un pueblo que respalda la estricta política de seguridad ante los resultados con una importante reducción de la criminalidad.
Por separado, Alemania exhortó al líder centroamericano a atender las críticas a su plan de seguridad.
Aunque éste generó un impacto en la tasa de homicidios también “empeoró la situación de los derechos humanos”, declaró la vocera de Exteriores de la nación europea, Kathrin Deschauer, quien admitió que El Salvador lo quiere cinco años más en el poder tras su amplio triunfo.
No obstante, hasta el cierre de esta edición y a 24 horas de la elección el Tribunal Supremo aún no concluye el recuento, pues éste se paró con 70 por ciento de actas computadas, lo que desató rumores de anomalías y protestas anti-Bukele.