Las tropas rusas intensificaron los ataques contra Kiev y otras ciudades en Ucrania al destruir 18 inmuebles clave y aumentar el terror entre los civiles al dejarlos sin energía eléctrica y sin agua.
“Los terroristas han vuelto a atacar”, denunció el primer ministro ucraniano, Denis Shmyhal, al reportar la reciente ofensiva dirigida contra infraestructura energética otra vez en Kiev y regiones como Dnipropetrovsk, Járkov, Leópolis, Vinitsia y Zaporiyia, de acuerdo con el diario Kiev Independent. Explicó que lamentablemente, aunque fuerzas locales destruyen o evaden drones y proyectiles de sus enemigos, varios de éstos dan contra los bancos previstos como en la central hidroeléctrica de Kremenchuk.
El funcionario agregó que los invasores mantienen los ataques contra puntos civiles, pues ninguna de las zonas golpeadas ayer son bases militares o centros de almacenamiento de armas como justifican los soldados de Vladimir Putin, hecho que repitió nuevamente el Ministerio de Defensa ruso al precisar que sus misiles “alcanzaron los objetivos” , lo que agrava los apagones en varios territorios de la nación invadida, en presunta represalia por un ataque en Crimea.
El nivel de daño fue corroborado por mandos locales, pues el reciente ataque dejó sin electricidad unos 350 mil hogares tan sólo en la capital, según un reporte del alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, pues van dirigidos contra infraestructura y zonas residenciales, en donde incluso los escombros se vuelven proyectiles, pues al caer desde varios metros de altura deshabilitan tuberías del servicio para cada vivienda.
Por estas acciones, hasta 80 por ciento de la población que continúa en Kiev se quedó sin agua, lo que representa casi 2.5 millones de habitantes. Algunos de ellos cuentan con suministro mínimo, debido a que los encargados del sector redujeron la potencia para evitar fugas.
Con ese escenario, es más recurrente ver en las calles de Ucrania a decenas de personas cargando garrafones y otros recipientes con agua que obtienen de grandes contenedores o que bombean de los pozos.
Líderes del gobierno de Volodimir Zelenski advirtieron que esta embestida ahonda la crisis energética al dejar a la población sin acceso a insumos básicos como el agua, debido a la dependencia eléctrica para que ésta llegue a las viviendas, el calor y la electricidad, por lo que anticiparon que redoblarán la protección de regiones bombardeadas o incendiadas por los enemigos.
Sin embargo, además de la contención se requieren acciones inmediatas para garantizar el servicio potable a decenas de civiles que resisten ante la presión rusa, hecho por el que empresas energéticas admitieron las dificultades para reanudar de inmediato el servicio.
Para ello, coinciden, se requieren millones de dólares para reparar los sectores dañados, esto a unos días de que el propio Zelenski instara a sus aliados a redoblar la ayuda económica ante la cercanía del peor invierno para su población, por la falta de energía para calentar los hogares, recurso con el que el régimen de Vladimir Putin juega para condicionar a sus enemigos o quienes apoyan a Kiev.
Por separado, el canciller ucraniano, Dmitro Kuleba, exhortó a gobiernos afines a no abandonarlos, a más de ocho meses de la guerra, y resaltó que más de 10 países acordaron enviar equipo para dotar de energía a Ucrania como Francia, Polonia, España, Finlandia y hasta Israel, al que insiste dejar la neutralidad para ser más duro contra el régimen ruso.
En tanto, el Kremlin rechazó nuevamente los llamados para retomar negociaciones en torno a las exportaciones de granos, al afirmar que ellos dirigirán sus propios envíos y denunciaron un supuesto ataque a disparos de fuerzas ucranianas en el puerto de Sebastopol.
Más tarde, el gobierno ruso precisó que cada embarcación que cruce el mar Negro será inspeccionada, al confirmar que se trata de una zona de guerra. Ello supone un plan de los invasores para robar cereales ucranianos para financiar los combates, como ya ha ocurrido en el pasado, por lo que Ucrania prevé reforzar la vigilancia de las embarcaciones.