El gobierno iraní se atribuyó el lanzamiento de un misil contra el consulado estadounidense en Irbil, Irak, que no dejó víctimas, pero sostuvo que ése no era su blanco.
Luego de las condenas por las hostilidades, las autoridades de la nación agresora reconocieron que se trató de un error, pues su objetivo era un presunto centro de espionaje israelí, en supuesta represalia por un ataque sirio en el que ese gobierno habría matado a dos integrantes de la Guardia Revolucionaria.
Se detalló que lanzaron al menos 10 proyectiles, pero uno de éstos se impactó contra la sede del gobierno de Joe Biden y dañó las instalaciones de un estudio de televisión de la cadena Kurdistán24, por lo que la región afectada exigió una aclaración no sin antes condenar la violación al derecho internacional.
En tanto, el Gobierno de Irak condenó el uso de su territorio para atacar a un enemigo, pues dichas acciones sólo avivan las diferencias en medio del intento por reducir la tensión nuclear en la región para evitar que países que representan una amenaza por grupos radicales tengan acceso a este tipo de armamento.