El ejército de Israel asesinó al comandante de Hamas Ahmed Hassan Salameh a-Swarkeh en Gaza, uno de los líderes de la masacre del pasado 7 de octubre, mientras aumentan las alertas de una posible escalada en Medio Oriente.
Informes de rastreo de Inteligencia militar permitieron ubicar el paradero del comandante y alto mando de la fuerza de élite Nukhba.
Al confirmar su identidad, las tropas lanzaron un ataque aéreo preciso con el que neutralizaron al terrorista que caminaba en el techo de un edificio al norte de Gaza, según un video compartido por las Fuerzas de Defensa (FDI) en el que se observa que antes de reingresar al inmueble, por una zona cubierta ocurre la explosión tras el disparo de un proyectil que llenó de humo la escena para poner fin a una de las amenazas enemigas.
Ese agresor lideró a los francotiradores que atacaron a soldados desde Beit Hanoun en octubre pasado, región al noreste de la Franja, a menos de dos kilómetros de la frontera que la resistencia irrumpió y mató a mil 200 personas en kibutz y en el Festival Nova y secuestró a 250 residentes, varios extranjeros.
Tras el operativo, el ejército de Benjamin Netanyahu resaltó que no hubo víctimas civiles al mitigar el impacto, según un mensaje publicado en su cuenta de X, con lo que Tel Aviv envió un mensaje a sus críticos al aseverar que toma en cuenta sus preocupaciones para prevenir un daño a inocentes ante las dudas de líderes por el alto costo humano de las embestidas contra los terroristas en los que ya suman 37 mil muertos.
Y los combates no cesan. Israel dijo que siguen los operativos puntuales en zonas críticas, mientras que la Autoridad Palestina acusó que el rival intensificó los ataques contra Rafah y el campamento de Nuseirat al exhibir nuevas agresiones a civiles, en las que presuntamente murieron dos personas.
Hechos por los que se teme una escalada por la intervención de Hezbolá, tema en el que Estados Unidos advirtió que ello debilitaría a la defensa israelí.
Funcionarios del gobierno de Joe Biden admitieron a la cadena CNN que hay preocupación de que la Cúpula de Hierro no resista una oleada de los terroristas asentados en Líbano, al norte de Israel. Con ello exhibió que la estructura israelí se vería “abrumada”, pues el rival tiene un vasto arsenal que incluye armas guiadas de precisión, lo que parece liquidar al gobierno que hace días se declaró listo para lo que denominó una guerra “total” al alistar incursiones terrestres y aéreas.
A ello se suman roces entre Tel Aviv y Washington y golpes internos, pues en la nación señalaron que no se puede desaparecer a la organización criminal si no se hace algo por anular esa ideología al pedir colaboración palestina.
En tanto, Netanyahu retó a su aliado por supuestamente negarse a darle municiones para enfrentar a los yihadistas al referir: “Estoy listo para ataques personales”, si eso garantiza que sus fuerzas reciban lo necesario mientras el aliado retrasa la ayuda por supuesta burocracia, luego de que Biden admitiera que ese ejército usa sus armas contra inocentes.
Pero EU refutó las críticas y se dijo decepcionado de la conducta de confrontación de esa nación.
Y éste no es el único reclamo que persiste. Ni los éxitos en el campo de batalla contra Hamas apagan las protestas contra el gobierno; ayer familiares de rehenes reactivaron las marchas contra el líder al abarrotar las inmediaciones de su casa en Jerusalén y exigir un acuerdo con el enemigo con tal de concretar el retorno de los 120 rehenes que llevan 258 días retenidos o convocar a elecciones al sostener que el premier parece más preocupado por defender su poder que por salvar vidas.
La movilización responde a una filtración desde EU, pues el diario Wall Street Journal indicó que sólo 50 de ellos siguen vivos, lo que representa apenas la mitad de quienes estarían escondidos en túneles o incluso en viviendas de palestinos, pues se identificó que civiles y hasta funcionarios colaboran para mantener cautivas a estas personas.
Además, las críticas a nivel internacional no cesan, pues la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ahondó las investigaciones por presuntos crímenes de guerra en Gaza cometidos por Israel, luego de que se informara que presuntamente soldados de Tel Aviv torturaron a médicos palestinos.