El Gobierno israelí refutó la denuncia por genocidio al advertir que el mundo parece estar al revés, pues con esa acusación Sudáfrica se convirtió en el “brazo legal” de Hamas.
A casi 100 días de la guerra, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, recriminó la postura “hipócrita” de Pretoria que en vez de respaldar a la nación que se defiende ante la peor masacre contra judíos desde el Holocausto se pone del lado de la resistencia islámica.
Ironizó que el argumento central ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, órgano de justicia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fuera el mismo Holocausto, pero para defender a terroristas. Por lo que cuestionó a éstos dónde estaban cuando mataron a mil 200 y secuestraron a 240 el pasado 7 de octubre, al tiempo que desmintió un presunto plan de destrucción étnica.
En la primera audiencia en Países Bajos, a la que acudieron familiares de rehenes, el Ministerio de Exteriores israelí insistió que no pretenden ocupar ni asumir el poder en Gaza al tachar de “infundada” la acusación.
Y en respaldo a Netanyahu apuntó que su prioridad es desmantelar a los islámicos y recuperar a los 139 secuestrados, hecho en el que la Franja saldría beneficiada al quedar libre de Hamas.
Y recalcó que comparar a Tel Aviv con los terroristas sólo prolongará la guerra, hecho para el que sus tropas están listas incluso para luchar todo 2024, mientras siguen bombardeando zonas en Gaza y a fuerzas de Hezbolá, en Líbano.
Pero Sudáfrica refrendó la denuncia, pues dice que Israel prevalece en conductas violentas con 23 mil muertes y 2.3 millones de palestinos desplazados, y por supuestamente amagar con desatar un “infierno” en su intento por aplastar a todos los gazatíes. Postura que el diario Jerusalem Post tachó de “mentirosa” al referir que no existen bases legales.
No obstante, el ministro de Justicia sudafricano, Ronald Lamola, refirió que ni el peor ataque justifica la respuesta de Tel Aviv, al recalcar que la imputación es contra el Gobierno, no contra judíos ni ciudadanos, lo que respaldó el abogado británico Vaughan Lowe al señalar que ni los monstruos se merecen restricciones de alimentos, agua, luz y hasta atención médica.