Ante la rebelión, el régimen ruso aceleró la desaparición del Grupo Wagner al revelar que los mercenarios ya no forman parte de su fuerza, mientras se incrementa el temor de represalias contra militares y hasta oligarcas.
El ejército de Vladimir Putin redobla acciones para desmarcarse de la organización de Yevgeni Prigozhin, y el titular del Comité de Defensa de la Duma o Parlamento ruso, Andrei Kartapolov, ratificó que tras el amotinamiento y al negarse a firmar contratos con el Ministerio de Defensa éste condenó su destino, luego de recriminarle por priorizar “el dinero y sus ambiciones estúpidas”, sobre una reestructura militar.
En una plática con medios rusos, detalló que a cinco días de la fallida incursión hacia Moscú esa estructura ya no participa en la “operación especial” que comenzó en febrero del 2022.
Mientras otras fuentes adelantaron que ya ni siquiera están en Ucrania, pues los que aceptaron unirse al ejército ya retornaron, tema en el que aún integrarían a quienes no siguieron a Prigozhin, por miedo al régimen o lealtad. En tanto, los que siguen firmes con el orquestador del motín lo alcanzaron hasta Bielorrusia, donde se exilió y se cree que está ocultó en hotel por miedo de ser blanco de un ataque enemigo.
La salida de los soldados a sueldo del conflicto fue ratificado por Ucrania. El jefe de la Inteligencia militar, Kirilo Budanov, detalló que se corroboró que ya no cometen hostilidades.
No obstante, desmintió la salida de su territorio, al precisar que identificaron que se asentaron en Lugansk, uno de los territorios anexados por Rusia, y los vigilan ante un posible refuerzo a las tropas invasoras, pero con la ventaja de que ya saben que el invasor no es “inquebrantable” como decía ser, pues el Grupo Wagner lo exhibió.
Pese a la actualización del grupo, Moscú evitó hablar de Prigozhin, al aludir que desconocen y no les interesa su paradero, y del general y presunto cómplice Sergei Surovikin, quien fue arrestado por su complicidad con los mercenarios.
Al respecto, Associated Press informó que ni las familias de Surovikin y sus más cercanos lugartenientes tienen contacto con ellos desde la sublevación, lo que confirmaría que están en prisión, hecho que informó primero Alexei Venediktov, de Eco de Moscú.
Con este panorama persisten las dudas de posibles venganzas del régimen y de Wagner, porque no logró su cometido.
Una de las incertidumbres más grandes es qué pasará con las elites rusas, pues consideran que la rebelión expuso a quienes no son leales.
“Ha surgido una nueva rivalidad”, externó una fuente a Reuters en torno a la división que generó el debilitamiento ruso, pues durante el golpe se dispararon los costos de vuelos a destinos como Belgrado, Estambul y Dubai, lo que refleja que varios huyeron y otros generaron mayor demanda al consultar precios, pero al final no abandonaron al Kremlin.
Por ello, se mantienen cautos sobre los siguientes pasos de Putin, mientras el ejército espía los movimientos de Wagner, pues la cadena BBC informó que a la distancia sigue reclutando personal.
Zelenski suma respaldo
Ante el fracaso ruso, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, envió nuevos mensajes a sus aliados para no olvidar a sus fuerzas, mientras surgen rumores de un nuevo reforzamiento con armas que no tienen, aunque Estados Unidos lo negó.
El líder defensor instó al Consejo Europeo a suministrar apoyo y aumentar las sanciones contra el invasor, pues cuantas más apliquen el invasor “menos podrá con la presión” y no será una amenaza.
Además, el defensor recibió nuevas visitas, pues de sorpresa llegó el aspirante presidencial estadounidense Mike Pence, con quien discutió acerca de la cooperación en seguridad y su posible ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que sigue en pausa. Posteriormente, el republicano visitó regiones devastadas como Irpin y Bucha. Y España adelantó que la próxima semana viajará el presidente ibérico, Pedro Sánchez.
