Da 14 meses para que salgan voluntariamente

Kremlin, por expulsar al rival en zonas anexadas

El líder ruso, Vladimir Putin, firma un decreto para cambiar estatus de residentes de Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporiyia; invasor redobla planes para borrar la identidad ucraniana; OTAN ratifica respaldo indefinido

Un soldado ucraniano dispara artillería contra las fuerzas invasoras, ayer.
Un soldado ucraniano dispara artillería contra las fuerzas invasoras, ayer. Foto: Reuters

Ni los intentos de “pacificación” frenan a Rusia, pues tras la llamada entre China y Ucrania el régimen busca aumentar su poder en las zonas anexadas al decretar que sólo podrán habitarlas los rusos, un nuevo golpe a la identidad ucraniana.

A casi medio año de la anexión ilegal de Donetsk, Lugansk, Jerson y Zaporiyia, el líder del Kremlin, Vladimir Putin, firmó un decreto para expulsar a quienes rechacen su ciudadanía, lo que va en contra de la legislación, pues Rusia permite a la población tener doble nacionalidad.

No obstante, ante la intensificación de los combates y con miras a reforzar el supuesto control que dicen tener en esos puntos, el invasor prevé cambiar el estatus de quienes habitan la zona fronteriza, lo que pone en riesgo a la resistencia al ser considerados apátridas.

Y es que la orden prevé un plazo de 14 meses para forzar a los ucranianos a abandonar de manera voluntaria ese territorio. Es decir, antes de deportarlos o restringirles la entrada a quienes rechacen ser parte de la Federación Rusa, pues perderán sus hogares y derechos al clasificarlos como apátridas, ya que no contarán con pasaportes rusos para residir o hacer trámites, acto que se podría replicarse para los ucranianos que huyeron a Rusia.

Al respecto, la agencia TASS precisó que la fecha límite para que permanezcan ahí los extranjeros que no presenten juramento como connacionales será el 1 de julio del 2024, lo que confirma que el invasor limitará al enemigo a cualquier costo y está preparado para prolongar el conflicto, como revelaron fuentes de Inteligencia a sólo unas semanas de que Putin recorriera otro territorio anexado, donde los defensores luchan para sacar de manera definitiva a las tropas ocupantes, como ocurrió en Kiev y en Járkov.

Sin embargo, no queda claro cómo procederán las deportaciones o qué sanciones aplicarán a quienes se resistan a unirse a la potencia que los sometió o no se retiren; acciones que van contra los objetivos que trazó Moscú al declararle la guerra al gobierno de Volodimir Zelenski por supuestos actos nazistas en contra de residentes de las repúblicas del Donbás, hecho ante el que líderes de Kiev aseveraron que sus fuerzas pueden “exterminar” todo lo que esté bajo la influencia rusa, en referencia a las bases enemigas y líderes que intentan doblegarlos.

No obstante, la nación invadida no dio respuesta a los presuntos planes de expulsión del Kremlin, aunque desde hace meses denunció los planes del vecino para destruir por completo al Estado ucraniano al borrar su historia de tajo.

En tanto, las tropas de Zelenski reciben más apoyo militar de aliados de Occidente, pues a unos meses de demandar equipo más moderno, se reportó que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ya entregó 98 por ciento de los vehículos prometidos, mientras que Estados Unidos amplió las sanciones contra el régimen invasor.

Sobre el primer punto, Rusia se burló de Ucrania al sostener que nada le servirá en su contra, pues en las últimas horas perdió equipo y soldados. Agregó que de todas formas a los aliados de Zelenski no les parece suficiente el arsenal que recibe casi a diario, pues demanda más envíos de municiones, artillería y los ansiados cazas de combate para hacer frente a las fuerzas rusas, que, pese a las restricciones, aún cuentan con un gran arsenal, lo que hace sospechar que regímenes afines les suministran equipo.

Pero la alianza transatlántica recalcó que seguirá la ayuda militar mientras no pongan fin a ese conflicto al ratificar que en esta guerra “apoyaremos a Ucrania todo el tiempo que sea necesario”. El secretario general, Jens Stoltenberg, precisó en conferencia que en los últimos meses se reforzó al ejército de Zelenski con mil 550 vehículos blindados, 230 tanques —Leopard y Abrams—, municiones, equipo y capacitación a brigadas especiales para reforzar las regiones que el rival les intenta quitar por la fuerza.

Horas antes el gobierno defensor confirmó que puso en operación el segundo sistema Patriot y que no quita el dedo del renglón de nuevas restricciones contra Putin y sus aliados, pues el mandatario Zelenski reiteró que, sin importar cuanto se extienda el conflicto, llevarán ante la justicia a los genocidas y culpables de crímenes contra Ucrania, entre los que resalta la deportación ilegal de menores a los que intentan “rusificar”, según autoridades locales.

Sobre este daño, el gabinete ucraniano solicitó apoyo del Papa Francisco para rescatar a menores afectados.

El primer ministro de la nación invadida, Denis Shmyhal, viajó al Vaticano en donde conversó con el Pontífice para externarle su preocupación por las condiciones de miles de niños tomados por la fuerza por el invasor y hasta invitó a quien estuvo hospitalizado hace unas semanas a visitar Ucrania.