La Organización de las Naciones Unidas (ONU) urgió a las fuerzas militares en las inmediaciones de la planta nuclear de Zaporiyia a detener los bombardeos, al advertir que pueden detonar una catástrofe.
Luego de los reclamos por la falta de acceso en las instalaciones, el secretario del organismo, António Guterres, se dirigió a ambos países y señaló que esta situación bélica provocará un daño sin precedentes, pues en la zona hay unas mil 200 toneladas de material nuclear.
Aunque el mensaje iba dirigido a los invasores, el líder dijo que Ucrania también debe poner de su parte e instó a ambos gobiernos a negociar un acuerdo para desmilitarizar la región, pese a los fracasos en torno a los corredores humanitarios y los bloqueos rusos para reanudar las exportaciones alimentarias.
Guterres sostuvo que mientras no termine este asedio en la mayor central nuclear de Europa persiste el riesgo de un incidente mayor, como ha alertado la Agencia Internacional de Energía Atómica, que ayer reconoció que no han detectado cambios en los niveles de radiación por lo que rebajaron la advertencia, pues el riesgo no es inmediato.
Sin embargo, el gobierno defensor reiteró sus denuncias de que esta acción es una estrategia de “terror nuclear”.
Pero ninguna declaración provocó una respuesta del régimen de Vladimir Putin, mismo que se concentra en reforzar sus filas al sumar a sus tropas a pasos.
De acuerdo con AP, el Kremlin ofreció amnistía a internos de una colonia penal en San Petersburgo a cambio de que se sumen al operativo militar que comenzó en febrero pasado, presuntamente con el objetivo de fortalecer posiciones en varias ciudades de la zona invadida.
Dicha estrategia desvelaría que están perdiendo un gran número de soldados, esto a unos días de que Inteligencia de Estados Unidos estimara que el gobierno de Putin ya perdió a unos 80 mil militares en casi seis meses. No obstante, líderes rusos descalificaron tales señalamientos e indicaron que el objetivo es mejorar su presencia en la región, principalmente cuando siguen ganando territorio frente a los defensores.
En tanto, algunos aliados respondieron a los llamados de Zelenski para apretar las restricciones contra Rusia.
Al respecto, Letonia, territorio al que la gestión de Putin le que cortó el gas en julio, declaró al gobierno invasor como “Estado promotor del terrorismo”, argumentando que los bombardeos contra civiles, como en un teatro en Mariupol y un centro comercial en Kremenschuk, evidencian que se trata de actos criminales deliberados.
Posteriormente, se reveló que Estonia suspendió la emisión de visas a los rusos, tras la solicitud del Ministerio de Exteriores ucraniano, y exhortó a otros gobiernos a seguir sus pasos para cerrar las fronteras a todo aquel que provenga del territorio responsable de la guerra.