Las movilizaciones contra su gobierno y la nueva reforma de pensiones no intimidan al presidente francés, Emmanuel Macron, quien tras la cuarta jornada de protestas aumentó más la ira al criticar a los disidentes y estimar que en su megamovilización no juntarán ni el millón de manifestantes.
El líder galo sostuvo que este sector carece de legitimidad como un adelanto de que no echarán atrás la decisión de la semana pasada, al presumir el cobijo de la mayoría legislativa, misma que bateó las dos mociones de censura.
Además, su oficina minimizó el poder de los sindicatos y los trabajadores que están en contra del aumento de dos años a la edad de jubilación al señalar que no convocarán ni a la mitad de los casi dos millones que atendieron su llamado hace unas semanas, pues según estimaciones del gobierno sólo 800 mil personas se sumarán a éstas.
En tanto, en las calles de París siguen los enfrentamientos, la violencia y la quema de basura, incitada por el sector de limpia que se declaró en huelga. Y en la última jornada de protestas se reportaron más de 40 detenidos, casi la cuarta parte de la actualización de un día previo.
Además, crecen las críticas en su contra, pues su mayor rival, la ultraderechista Marine Le Pen, dijo que su sector no desisten de eliminar el cambio, mientras que el también exaspirante presidencial Jean-Luc Melénchon dijo que la postura del mandatario lo llevará a una derrota, en referencia a la posible caída de su primera ministra, Elisabeth Borne.