Durante la primera noche del toque de queda en Holanda, unos jóvenes manifestantes prendieron fuego a un centro de pruebas de Covid-19 y lanzaron material pirotécnico a la policía del pequeño pueblo holandés.
Para el día de hoy, la policía indicó que se habían multado a más de 3.600 personas en todo el país debido al incumplimiento del toque de queda, que duraba desde las 21:00 del sábado hasta las 4:30 de la mañana del domingo. Los oficiales también mencionaron que se detuvieron a 25 personas por incumplir la toque de queda o por incidentes violentos.
Imágenes de video del poblado de Urk, 80 kilómetros al nordeste de Ámsterdam, mostraban a manifestantes allanando el centro para hacer pruebas cerca del puerto local antes de que ardiera el sábado por la noche.
La policía y el gobierno municipal emitieron un comunicado el domingo expresando su indignación por los disturbios, que incluyeron “desde lanzar petardos y piedras a destruir autos policiales, hasta el incendio del punto de pruebas como incidente más grave”.
“Esto es inaceptable, pero también es una bofetada en el rostro, especialmente para el personal local de salud, que hace todo lo que puede en el centro de pruebas para ayudar a la gente de Urk”, indicaron las autoridades locales, añadiendo que el toque de queda se vigilaría de forma estricta el resto de la semana.
Para el domingo todo lo que quedaba de la estructura prefabricada utilizada para realizar pruebas de coronavirus era una carcasa calcinada.
La policía en Ámsterdam se preparaba para otra protesta el domingo y envió agentes a una plaza donde los manifestantes chocaron con la policía hace una semana.
