Carrie Schmitt caminaba con su hijo menor en Ohio, Estados Unidos, cuando comenzó a sentirse mal y sus piernas comenzaron a hincharse.
Los médicos no encontraban explicación al problema en sus pies, que crecieron tres veces su tamaño normal, hasta que después de muchas pruebas le diagnosticaron urticaria colinérgica y solar, alergia al sol y al calor.
Los médicos creen que esta alergia puede estar relacionada con el nacimiento de su hijo, que tenía un apetito mucho mayor que sus otros hijos; ella lo amamantaba casi constantemente y su cuerpo se agotó de nutrientes al grado de que su cabello se caía.
La teoría de los médicos sobre su alergia al calor
A decir de Carrie, los médicos piensan que su cuerpo pudo haber sentido como si estuviera siendo atacado y etiquetó erróneamente al calor como el enemigo.
Aunque encontró en la pintura una actividad que la salvó de la depresión y de perder “su vida”, no salía de su casa y pasaba largos ratos en la cama.
Ya que los tratamientos no funcionaban del todo, decidió tomar una decisión aún mayor e irse a vivir a la lluviosa Seattle, donde la temperatura máxima ronda los 21°C.
Se mudó a Seattle pero no pudo comprar una casa
Por los altos precios de las viviendas, se compró un pequeño camión escolar, lo pintó y lo convirtió en un espacio de arte en el que ahora tiene más libertad. Cuando en el verano hace demasiado calor, tiene que pagar habitación en un hotel o irse a un lugar más fresco.
La mujer relató a medios locales que se pierde de las actividades de sus hijos en la escuela y requiere de la ayuda de su familia para hacer las compras y tareas del hogar que requieren demasiado movimiento, pues su cuerpo no soporta el calor.
AHM