Las guerras en Gaza y Ucrania visibilizaron la vulneración de los niños, quienes encabezan la lista de víctimas letales, nublando su futuro de cara a la conmemoración del Día del Niño.
El conflicto entre Hamas e Israel, en poco más de medio año, cobró la vida de 14 mil 778 menores; es decir, que cada 20 minutos es asesinado uno en Medio Oriente por los bombardeos de terroristas y del ejército de Tel Aviv.
Esta guerra “tiene cara de infancia”, sentenció en entrevista con La Razón la académica del Centro de Estudios Sociológicos de la UNAM Tania Moncerrat Granados Cervantes al evaluar la crisis, pues ahí se anuló a la infancia al transgredir los principios rectores de la Convención sobre los Derechos del Niño, la no discriminación, interés superior, derecho a la vida y derecho a la participación.
Panorama que ratifica que son “el eslabón más desprotegido”, de acuerdo con la también antropóloga, pues en la Franja ese sector representa 42 por ciento de los 34 mil 400 decesos desde el pasado 7 de octubre, según recuentos de la región yihadista y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Granados Cervantes apuntó que lo preocupante es si los protagonistas de la violencia llegarán a la vida adulta, al recriminar que se romantice el impacto en las infancias. Ambos sectores en batalla justifican sus acciones para supuestamente protegerlos y darles un futuro lejos del terrorismo, pero no hay certeza siquiera sobre su presente, mientras el mundo se sorprende como ya ocurrió con fotos trágicas de migrantes ahogados, como si el problema no existiera.
Pese a las condenas y llamados para proteger a civiles, los actores principales, organismos y medios usan fotos de niños muertos, heridos, ensangrentados o en shock para culparse o evidenciar el daño contra “lo más puro de la sociedad”; lamentablemente, eso revela que las generaciones más jóvenes son las más violentadas, externó la socióloga.
Sobre ese escenario destaca que millones de niños quedan expuestos a traumas, daño psicológico, orfandad, separación de familias, aislamiento, desplazamiento forzado, hambruna y hasta agresiones sexuales, de acuerdo con datos recolectados por Unicef.
Al respecto, niños como Kareem y Aya relataron al organismo cómo viven en la Franja encerrados y sin ver a sus amigos, refugios en los que no tienen acceso a agua ni a techo, el primero admitió miedo por perder a su familia, mientras que ella dijo que ha esperado incluso horas para ir al baño, tema en el que la directora ejecutiva de esa institución global, Catherine Russell, enfatizó que “ningún lugar es seguro para los niños”.
Y mientras no haya treguas sigue incierta la ayuda a pequeños atrapados sin comida, sin agua y sin luz a la espera de retornar a sus casas, aunque éstas, hospitales y escuelas quedaron en escombros, punto en el que Tania Moncerrat Granados agregó que con la invasión les arrebataron sus principales referentes de vida: seguridad, familia, escuela, religión, juego y hasta sus mascotas.
Hecho al que se suma que los infantes ahora viven en condiciones de alerta constante, pues según Unicef y autoridades locales desarrollaron problemas de salud mental, no pueden dormir y tienen dificultades para concentrarse, lo que exige atender el tema emocional.
Pero ésta no es la única guerra que los pone en riesgo, pues en Ucrania ese sector también vive un escenario crítico desde 2022, aunque a menor escala.
Según datos del organismo en más de dos años han muerto 600 niños, un ritmo menor en comparación con la devastación en Gaza al registrar un deceso cada mil 900 minutos; es decir, por cada niño ucraniano asesinado en Gaza hay 24; pero destaca que el organismo alertó de un aumento de 40 por ciento en la letalidad de niños en conflicto en comparación con un año previo.
Información que parece un llamado a no abandonar a Kiev ante el prolongamiento del conflicto que inició Rusia al invadir a la nación vecina.
Pero la situación no parece calmarse, pues los choques en ambas regiones son más intensas y prevén nuevos récords.
Organismos afirman que el impacto duradero se medirá en salud y educación ante la falta de hospitales y escuelas, pues en Gaza casi no hay inmuebles educativos de pie y en Ucrania, ante los constantes ataques, los niños tampoco pueden regresar a las aulas, por lo que pasan días y semanas consecutivas escondidos en instalaciones subterráneas del metro, su mejor un resguardo.
En tanto, la comunidad mundial replica los llamados para garantizar asistencia humanitaria, pues las donaciones son insuficientes para dar alimento y medicinas, situación afectada por tensiones, pues el gobierno de Benjamin Netanyahu acusó a la Oficina de Refugiados en Gaza (UNRWA) de ser cómplice de los yihadistas, lo que bloqueó la distribución.