En menos de 24 horas Japón vivió una segunda tragedia tras la colisión de dos aviones en el aeropuerto de Haneda, en Tokio, con un saldo de cinco muertos y 14 lesionados, mientras que más de 300 pasajeros huyeron ilesos del fuerte incendio y de una columna de humo.
Al otro lado de la costa azotada por el potente terremoto de magnitud 7.6, medios locales reportaron un terrible incidente cuando el vuelo JAL516 de Japan Airlines se impactó contra una aeronave de la Guardia Costera en la pista C, que trasladaría insumos a Niigata, en medio de la devastación por la actividad sísmica que dejó más de 60 fallecidos, decenas de heridos y hasta 200 réplicas.
Aunque hasta el cierre de esta edición se desconoce el motivo del incidente, testigos relataron que en el aterrizaje se percibió un ligero golpe y luego un destello de color naranja.
En relatos obtenidos por Japan News y la agencia Reuters pasajeros describieron que jamás imaginaron la catástrofe en su regreso de la fiesta de Año Nuevo en uno de los principales aeropuertos de la isla. Coincidieron en que hubo un estruendo, que no llamó su atención, pero quienes estaban en asientos con ventanas percibieron las llamas afuera, lo que desató caos y gritos al interior del avión, según videos captados por los mismos pasajeros, ante el temor de quedar atrapados, pues en cuestión de minutos el fuego envolvió el fuselaje y el motor.
Pese al terror, pues el humo se filtró a la cabina, las 379 personas a bordo del Airbus A-350, entre ellas casi una decena de niños, escaparon del fuego.
Gracias a la respuesta heroica de los 12 tripulantes, los viajeros descendieron a una de las cuatro pistas de la terminal.
Fue con apoyo de un tobogán desde la escotilla delantera y siguiendo las indicaciones de las azafatas que se pusieron a salvo, luego de que éstas los instaron a abandonar sus maletas. Pero, lamentablemente, 13 resultaron lesionados y cuatro de ellos fueron hospitalizados presuntamente por inhalación de humo y quemaduras, según reportes oficiales, mientras la televisora estatal NHK difundió videos de la terrible escena por la que más de 50 camiones de bomberos acudieron para sofocar las llamas y que el primer ministro, Fumio Kishida, calificó de “desafortunada” al externar sus condolencias por segundo día consecutivo.
En contraste, en el avión de la Guardia Costera sólo sobrevivió uno de los seis tripulantes. El capitán de 39 años, identificado como Genki Miyamoto, narró a las autoridades que al percibir una explosión huyó, pero sus compañeros quedaron atrapados, cuyos cuerpos fueron recuperados hasta sofocar las llamas.
Tras los hechos, el Ministerio de Infraestructura y Transportes confirmó que se abrió una investigación por presunta negligencia, pues no se detectó a tiempo que había dos unidades en la misma pista; además, se corroboró que no hubo alertas meteorológicas ni de tráfico aéreo de un posible riesgo.
Sigue temor por réplicas
El Gobierno nipón corroboró que en las últimas 24 horas recuperaron decenas de cadáveres entre escombros, con lo que la cifra letal cerca de la costa oeste ascendió a 62 por la cadena de sismos que no cesa, pues casi al cierre se esta edición de reportó uno de magnitud 5. Pese al saldo, admitió que el impacto es mucho menor a lo esperado por ese potente terremoto.
Las zonas más golpeadas son Ishi-kawa y Wajima, pues tan sólo en el puerto Suzu, ubicado en la primera región, el alcalde Masuhiro Isamiya reveló que hasta 90 por ciento de viviendas sufrió daños parciales o totales al calificar la escena de “catastrófica”.
Pero Japón no termina de contabilizar las afectaciones, debido a múltiples derrumbes en edificios de varios niveles, deslizamientos de tierra que amenazan con tragarse viviendas, carreteras obstaculizadas y 200 incendios que ya fueron controlados, mientras decenas de personas siguen en refugios o en sus vehículos por el temor de nuevos y potentes terremotos, pues Japan News expuso que el sismo de Año Nuevo impactó cuatro veces más terreno que lo usual, al extenderse por hasta 130 kilómetros.
Además, algunas prefecturas siguen incomunicadas, sin luz y sin agua luego de la fuerte sacudida del primer día del 2024, hecho por el que hasta ayer se reanudó el servicio de tren bala, luego de que cientos quedaron atrapados.
Y, mientras, 10 mil efectivos siguen recorriendo la isla en busca de sobrevivientes, pues no descartan que la cifra de víctimas siga al alza.
Se detalló que hay puntos a los que aún no llegan y hay sitios derrumbados a los que no se ha tenido acceso, donde se teme que haya víctimas sepultadas, al tiempo en que se levantó la alerta de tsunami, pues la ola de mayor altura apenas rebasó 1.2 metros y consideran casi improbable que el oleaje crezca en los próximos días, aunque aún se esperan más sismos para hoy.
Asimismo, descartaron riesgo en todas sus centrales nucleares, luego de varios recorridos en dichos puntos, por temor a que se repita la contaminación y riesgo que dejó el terremoto de 2011.