Líderes del Kremlin denunciaron un aumento de tensiones ante la masiva entrega y promesa de suministros a Ucrania, como tanques, municiones y artillería, pero advirtieron a Occidente que ningún reforzamiento cambiará el curso del conflicto y sigue atacando con fuerza en Bajmut.
Cerca de que se cumpla el primer año de la invasión, Moscú ratificó que ningún plan de los aliados de Zelenski los hará cambio su ruta al insistir que esta lucha es por “desnazificar” Ucrania y su estrategia inicial sigue vigente cuando esa nación insiste en atacar a su propio pueblo, pues ni los intentos de negociar los han hecho modificar sus planes; por el contrario sólo los han ajustado o apretado, pues no desisten en hacerse de más territorio como las cuatro zonas anexadas.
“La operación militar continuará”, aseveró el vocero ruso, Dmitri Peskov, al confirmar que son los rivales los que están provocando una escalda en su supuesto plan de reforzar a las tropas ucranianas.
Ello recuerda las reiteradas amenazas de destruir y quemar todo tipo de ayuda que envíen, esto ante las especulaciones de que Kiev reciba en el mediano plazo aviones de combate, pues Zelenski y su Ministerio de Defensa presionan a los aliados para dotarlos de éstos.
Y el ejército invasor demostró que no hay intención de detener sus embestidas al enfocar toda su fuerza contra territorios fronterizos y zonas clave en el este, pues tras arrebatar Soledar y Vuhledar, busca incrementar su zona de poder en el Donbás, una de sus prioridades cuando decidió invadir a este país, al tratar de extender sus bases a otras regiones como Liman y Novopavlivka.
Por ello, los defensores buscan hacerse de más armamento para redoblar su respuesta contra los ocupantes y obligarlos a replegarse como en Járkov para recuperar dichas regiones, pues nuevos datos de Inteligencia evidencian que las tropas rusas redoblaron sus tareas de reconocimiento terrestre para detectar blancos fáciles de atacar de manera simultánea, de acuerdo con medios locales, por lo que no descartan ataques masivos como el más reciente en Kiev, como muestra de que el Kremlin no se intimidará ante toda la ayuda que reciben los locales.
En tanto, el gobierno de Zelenski aprieta su propia lucha interna a unos días de que se destapara un fuerte escándalo de corrupción.
Con este peso a cuestas, la fiscalía ucraniana realizó múltiples redadas contra funcionarios, exmandos y oligarcas implicados en una red de corrupción, operativo que algunos aliados consideraron una muestra de que combatirán cualquier rasgo de desvío de recursos para no perder el respaldo que han recibido los últimos 11 meses. Entre los implicados destaca el empresario Igor Kolomoyski, quien fue uno de los que impulso a Zelenski en el gobierno.
Sin embargo, al interior del país crecen las críticas por la falta de cerco contra altos mandos acusados de aprovechar el conflicto para incrementar sus ganancias o hasta favorecer al enemigo.
Dichas acciones coincidieron con la recepción de Zelenski a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para hablar sobre los suministros que prometieron varios gobiernos.