Una política opositora en huelga de hambre y aliada del crítico encarcelado, Alexei Navalny, el principal detractor del gobierno de Vladimir Putin, advirtió a las autoridades rusas que permitan elecciones libres y justas en Moscú a finales de este año o enfrentarán protestas callejeras semanales y un creciente descontento.
Lyubov Sobol, de 31 años, es una de los 16 candidatos opositores a quienes las autoridades prohibieron postularse en las elecciones de septiembre, para la legislatura de la ciudad de Moscú, un proceso visto como medidor para los comicios parlamentarios nacionales de 2021.
De acuerdo con las autoridades, ni Sobol ni sus colegas pueden participar porque no lograron reunir suficientes firmas de apoyo, requisito para el registro.
Pero la oposición, ésta es una mentira fincada para por el miedo del gobierno a una eventual derrota, en un momento en que la calificación del partido gobernante, Rusia Unida, está en su nivel más bajo desde 2011 y cuando la popularidad del presidente Vladimir Putin retrocede.
“No se resolverá hasta que comprendan que las personas exigen una representación política que tenga en cuenta su opinión y voluntad, que estas personas no se irán y que el país y Moscú han cambiado.
Lyubov Sobol
Política opositora
Según varias encuestas, el apoyo a Navalny, un abogado y activista anticorrupción, apenas registra un solo dígito en todo el país, pero sus partidarios señalan que ganó casi un tercio de los votos en una carrera por la alcaldía de Moscú en 2013 y aseguran que sus aliados, como Sobol, disfrutan de un amplio apoyo en la capital rusa.
En una entrevista para la agencia Reuters, Sobol dijo que el Kremlin enfrenta una crisis política. “No se resolverá hasta que comprendan que las personas exigen una representación política que tenga en cuenta su opinión y voluntad, que estas personas no se irán y que el país y Moscú han cambiado. Ya no es posible ignorar a las personas. Lo principal ahora es tener protestas masivas regulares pero pacíficas ... y no rendirse”.
Putin y el Kremlin no han comentado sobre el enfrentamiento, pero el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, ha acusado a los activistas de planear un desorden masivo, algo que prometió evitar.
La policía detuvo a más de mil 400 personas en la capital rusa el pasado sábado, en una de las mayores represiones de los últimos años.
Sobol fue detenida y liberada por la policía tres veces en relación con la protesta del sábado y, en una ocasión, los agentes de la policía la llevaron a la comisión electoral de Moscú en un sofá.
Ocho de los aliados políticos de Sobol, incluido Navalny, están en la cárcel por violar las duras leyes de protesta y los posibles casos penales se ciernen sobre otros, incluido Sobol.
En su día 18 de huelga de hambre para protestar por su exclusión de las elecciones, Sobol dijo que las manifestaciones continuarían hasta lograr que la presión tenga eco en las acciones del gobierno.
“La gente está lista para continuar. Planeo salir todos los fines de semana en las calles de la ciudad. No le temo a la posibilidad de detención, golpizas o apertura de casos criminales ”, precisó.
La opositora, quien contó que perdió ocho kilos, llamó a la ciudadanía a reunirse en Moscú el próximo sábado.
Las autoridades advierten que la ley rusa requiere que el momento y el lugar de tales protestas civiles se acuerden con anticipación y se establezcan en un documento. Pero los disidentes aseguran por más que intentan acordar tales detalles, a menudo, son rechazados, pese a que la constitución permite la libertad de reunión.
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