El Papa Francisco retornó a la cárcel Casal del Marmo para repetir el lavado de pies a los presos como en su primer año como máximo jerarca católico, tras la renuncia de Benedicto XVI.
En medio de su recuperación por una infección respiratoria, el Pontífice visitó a los internos en el centro para menores a las orillas de Roma y recordó que “Jesús conoce todas nuestras debilidades”, al tiempo que inició el ritual de la Cena del Señor en este Jueves Santo al lavar los pies de 10 hombres y de dos mujeres condenados, replicando las acciones de Jesucristo con sus 12 apóstoles antes de ser crucificado.
Durante la ceremonia que comúnmente realiza en centros para refugiados, cárceles y hasta lugares de acogida se acercó a seis menores de edad con sentencias y personas de diferentes razas y religiones, pues entre los presos a quienes limpió, secó y besó los pies había un musulmán —en pleno Ramadán— y tres extranjeros, uno de ellos ruso.
Hecho que resaltó el capellán de Marmo, Nicolo Ceccolini, al detallar que hay una comunidad “variopinta” y que ya no están los mismos chicos de hace 10 años cuando los visitó por primera vez, pero se emocionan por la ceremonia al saber que alguien “importante” los visita.
Jorge Bergoglio resaltó en la homilía improvisada que este acto es “un gesto de cómo debemos ser los unos con los otros” sin importar los pecados cometidos, pues en esta vida todos podemos resbalar, al recordar que hay personas sentenciadas ahí por cargos menores como robo o tráfico de drogas o hasta delitos graves como homicidio.
A unos días de llamar a la comunidad católica a reflexionar sobre el profundo dolor y la exclusión en un mundo en el que prevalecen las injusticias insistió que en esta Semana Santa Dios nos da la oportunidad de “ayudarnos los unos a los otros” y enseñarnos “la nobleza del corazón” con el ejemplo, porque él ama a todos por igual.
Además, en su recorrido por la prisión de Roma, en donde se le vio caminar sin el apoyo de su bastón, el Vaticano resaltó que conversó brevemente con los prisioneros, pues algunos de los participantes en el ritual le susurraron peticiones al oído, luego de besar o tomar la mano de quien estuvo hospitalizado la semana pasada, aunque no se revelaron los detalles de esas plegarias.
Previamente, durante la misa en la Basílica de San Pedro el Papa Francisco admitió que la Iglesia enfrenta una crisis, sin hacer referencia a algún escándalo en específico. Frente a los sacerdotes recién ordenados llamó a no ofender a esa institución, pues señaló que hay clérigos que injurian con divisiones en vez de convertirse en “templos del Espíritu Santo”.
Asimismo, el Pontífice de origen argentino señaló que la situación actual a nivel internacional y en la Iglesia aumentan la “decepción y frustración”, porque expone las debilidades tanto de personas como de los gobiernos, esto durante una ceremonia religiosa en el Vaticano que incluyó la unción de los enfermos.