El papa Francisco se dijo entristecido por la masacre que se vivió en días pasados en la penitenciaría del Litoral de Guayaquil, Ecuador, donde al menos 118 personas murieron. El sumo pontífice expresó su deseo porque “Dios ayude a curar las llagas del crimen que esclaviza a los más pobres. Y ayude a cuantos trabajan cada día para hacer más humana la vida en las cárceles”.
La declaración del líder de la Iglesia católica llegó luego de que el pasado martes 28 y miércoles 29 de septiembre, se registró en la cárcel de Guayaquil un enfrentamiento entre dos bandas que buscaron hacerse del control de la prisión y que terminó con muertos y heridos.
Las bandas criminales ocasionaron este hecho sanguinario en el afán de manejar el mercado de drogas dentro de prisión.
La masacre dejó ver algunos problemas de logística dentro de la cárcel de Guayaquil: sobrepoblación de reos, insuficiencia de guardias y corrupción de las autoridades que expresaron que “se había evitado un mal mayor” durante la reyerta.
Uno de los objetivos del enfrentamiento entre las bandas criminales fue dejar fuera de circulación a uno de los líderes narcotraficantes detenido en esa prisión.
Antecedentes
Este mismo año, el 23 de febrero, hubo disturbios en la cárcel de Guayaquil y en otras tres prisiones de Ecuador, donde el saldo fue de 79 muertos.
Desde entonces, se ha visto el uso de artefactos de guerra como drones que provocaron daños en las instalaciones y el uso de técnicas de tortura que se utilizan en cárteles a manera de venganza, como la decapitación.
Por su parte, el Gobierno de Ecuador decretó estado de excepción en las prisiones del país, que permite que el ejército y la policía puedan acceder a las cárceles para detener la violencia que se vive entre las bandas.
“Es lamentable que a las cárceles se les pretenda convertir en territorio de disputa de poder entre bandas delincuenciales”, expresó Guillermo Lasso, presidente de Ecuador.
KEFS
