Cuando China agudiza el nuevo cierre de su capital por un rebrote de gran alcance, más naciones que experimentaron progresos contra la pandemia de coronavirus se adentran en alarmas por resurgimientos inesperados; otros, que aún no superan la primera ola, se hunden con escaladas consecuencia de malas gestiones.
Corea del Sur, de las mejor calificadas por su respuesta al brote, informó ayer 43 nuevos casos en medio de una mayor actividad pública; 25 de los infectados provenían de su capital, Seúl, donde cientos de contagios recientes se relacionan con clubes nocturnos, reuniones de iglesias, trabajadores de comercio electrónico y vendedores de puerta en puerta. Doce positivos llegaron del extranjero.
Más al sur, en Nueva Zelanda, otro ejemplo mundial por su manera de contener el virus, justo cuando se declaraba territorio libre de Covid-19, alertó por un resurgimiento. La primera ministra, Jacinda Ardern, lamentó el “fracaso inaceptable” de sus funcionarios que permitieron que dos ciudadanos que volvieron de Londres para ver a un pariente en agonía abandonaran la cuarentena obligatoria, antes de hacerse la prueba. Después de que dieron positivo, el país comenzó a rastrear sus posibles contactos.
En el sur de Asia, India, que tiene el cuarto mayor número de casos, agregó más de 2 mil muertes a su lista, después de que los estados de Delhi y Maharashtra reportaron mil 672 víctimas no contadas anteriormente. Su número de fallecidos de 11 mil 903 es ahora el octavo más alto del mundo, con 10 mil nuevas infecciones y más de 300 decesos cada día durante las últimas dos semanas.
Hacia Medio Oriente, Irán comenzó a pagar la factura con otro brote producido después de un feriado musulmán el mes pasado, que hizo que las restricciones de viaje y encierro se relajaran. Ayer, el ministro de Salud, Saeed Namaki, dijo que se dio cuenta del desafío cuando tomó un vuelo doméstico: “Muchas personas se han vuelto descuidadas. No observaron distanciamiento social y el sistema de ventilación del avión no funcionaba”.
En Europa, donde parece que lo peor ya pasó, las autoridades alemanas informaron que más de 400 personas en una gran planta empacadora de carne dieron positivo a Covid-19, lo que llevó al gobierno a ordenar el cierre de todas las escuelas y centros de cuidado infantil en la región occidental. La industria ha denunciado varios brotes recientes, lo que llevó a reimponer reglas de seguridad.
El Ministerio de Salud de Dinamarca instó a todos los que se unieron a una gran protesta de injusticia racial el pasado 7 de junio a hacerse una prueba “tengan síntomas o no”, después de que se descubriera que una persona de la multitud estaba infectada. El país fue de los primeros en todo el mundo en iniciar una ruta de retorno.
Y en Estados Unidos, el principal epidemiólogo, Anthony Fauci, hizo hincapié en que la nación, que tiene el principal foco pandémico del mundo, aún no supera ni la primera ola, con repuntes significativos en nueve estados, que incluyen Florida, Texas, Arizona y las Carolinas.
HIDROXICLOROQUINA SE MANTIENE EN BRASIL. A pesar de que los reguladores de EU y de la propia Organización Mundial de la Salud desautorizaron el uso del fármaco en enfermos graves de Covid-19, el gigante sudamericano decidió no sólo mantener el permiso para administrarlo en pacientes sino que además lo prescribió a embarazadas.
Ayer, el Ministerio de Salud brasileño criticó la decisión de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EU sobre revocar el permiso para usar el fármaco.
“Los estudios a los que hace referencia la FDA no pueden usarse como ejemplos para Brasil o para el resto del mundo”, declaró Mayra Pinheiro, funcionaria de Salud, ayer.
El martes, Brasil registró un récord diario de casos: 34 mil 918 en 24 horas, en una jornada en la que un funcionario que ha liderado la criticada respuesta a la crisis dijo que el brote estaba bajo control.
