Pedro Flores, considerado por las autoridades federales estadunidenses como el narcotraficante más importante de la ciudad de Chicago, junto con su hermano Margarito, comenzaron a testificar hoy en el juicio de Joaquín "El Chapo" Guzmán en Nueva York.
Margarito Flores, ciudadano estadunidense que recibió una condena de 14 años de prisión tras declararse culpable de cargos relacionados con el tráfico de drogas, se convirtió en la década del 2000 en el más importante distribuidor de cocaína para el Cartel de Sinaloa en Chicago.
De 37 años de edad, Flores describió que comenzó en el negocio del tráfico de drogas desde los siete u ocho años de edad, cuando ayudaba a su padre a descargar cargamentos de drogas en Chicago.
En su carrera, Flores y su hermano distribuyeron 60 toneladas de cocaína y otras drogas.
Los hermanos Flores comenzaron sus actividades en el narcotráfico cerca de 1998. Nacieron en Chicago. Vivieron en los barrios de pandillas como “Little Village” o la “Villita” y “Pilsen”.
Su eficaz red de distribución y cobro les granjeó el respeto del Cartel de Sinaloa y el clan de los Beltrán Leyva.
En sus mejores épocas, relató Margarito, llegaron a distribuir en Chicago entre 1,500 y 2,000 kilos de cocaína al mes.
La droga ingresaba a Chicago en los compartimentos secretos del techo de trailers, el mismo escondite que era usado luego para llevar de regreso a México el dinero producto de las ventas.
Los narcos en Chicago y el Cártel de Sinaloa
El negocio se multiplicó una vez que ellos entraron en contacto con Guzmán y con Ismael "El Mayo" Zambada en mayo de 2005. La primera reunión se realizó en Culiacán con el hijo de Zambada
De entrada discutieron una deuda que los mellizos tenían pendiente con algunos miembros del cartel. Los hermanos se comprometieron a pagarla.
Flores contó algunos episodios aterradores de su encuentro con Guzmán, como una vez que el acusado mandó ejecutar a una persona por un error del testigo, quien pensó que una nota de prensa era falsa.
El testigo también narró que una vez, cuando llegó al rancho de Guzmán, vio a un hombre encadenado a un árbol, y el lugar era vigilado por unos 40 hombres armados.
Información de Maurizio Guerrero para Notimex y de Univisión
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