Al advertir que la guerra contra el narcotráfico “fracasó rotundamente”, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, llamó a cambiar esa lucha por una política de prevención encaminada a la paz, pues “empieza una segunda oportunidad”.
Desde la Plaza Bolívar, el exguerrillero rindió protesta como el primer mandatario emanado de la izquierda ante ovaciones de “sí se pudo, sí se pudo” y resaltó que lucharán contra imposibles, luego de décadas en los que unos no querían soltar el poder.
Tras recibir la banda presidencial de manos de María José Pizarro, hija del exlíder de la M-19, a la que perteneció Petro, el de Pacto Histórico desafió a su antecesor y, aunque Iván Duque rechazó el uso de la espada de Simón Bolívar en la investidura, el político de 62 años ordenó a la Casa Militar llevarla a la plaza, en la que congregó a unas 100 mil personas, al tiempo que tomó protesta a su vicepresidenta, Francia Márquez.
Aseveró que sólo ante ese símbolo daría su discurso, pues ésta debe ser un estandarte para el país y “nunca más” estará enterrada.
Tras una espera que se prolongó más de 10 minutos, para que militares trasladaran la reliquia histórica, Petro Urrego ratificó ante invitados, como los exmandatarios Ernesto Samper, César Gaviria y Juan Manuel Santos, que en Bogotá llegó la hora de dejar atrás y para siempre seis décadas de violencia y conflicto armado.
En un discurso de casi una hora, el economista dijo que la mejor manera de alcanzar la paz es cambiar la lucha contra el crimen organizado, no sólo en Colombia, sino en toda la región.
Por ello, llamó a los narcotraficantes a aceptar beneficios jurídicos y dejar las armas a cambio de liberar a Colombia de la violencia por la que han muerto miles, e insistió “no podemos seguir en el país de la muerte”. Incluso cuestionó a organizaciones, políticos y al pueblo si están dispuestos a permitir que muera otro millón de colombianos víctimas de homicidios en busca de acabar esta guerra.
Se comprometió a respetar las recomendaciones de la Convención Internacional, pues reconoció que Colombia también es responsable de esos decesos.
Previamente, el presidente del Congreso, Roy Barrera, resaltó que esta ruptura, en referencia al arribo a la Casa de Nariño del izquierdista, interrumpe con la política de sólo paliativos sociales en vez de una paz duradera.
Y en la misma tónica que Petro, exigió a los criminales “dejen de matar”, de lo contrario no habrá ánimo de avanzar en negociaciones y llamó al Ejército de Liberación Nacional (ELN) a deponer las armas, sector que al igual que las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) ofreció retomar el diálogo y minutos antes de la ceremonia el Clan del Golfo se dijo listo para cesar las hostilidades dando confianza a esta nueva Colombia.
En un mensaje en el que citó al escrito Gabriel García Márquez en Cien años de soledad y a Simón Bolívar, el mandatario se comprometió a no fallarle a la población y convertirse en un ejemplo y potencia mundial, luego de saludar a invitados como los ejecutivos de Chile, Gabriel Boric; de Argentina, Alberto Fernández; de Bolivia, Luis Arce, y de Ecuador, Guillermo Lasso, así como el rey Felipe VI y representantes de otras naciones como México, pues el canciller Marcelo Ebrard y la esposa de Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller, viajaron a la ceremonia oficial.
El ministro de Exteriores resaltó que con este cambio se abre la oportunidad de reforzar lazos con la región sudamericana con la que aseveró “hay mucha afinidad”, pues consideró que coinciden en ideas y analizan innovaciones que benefician a toda la región. Previo a una reunión prevista para hoy, Ebrard le deseó éxito a Petro en esta nueva etapa, en la que anticipa la región reanude relaciones con Venezuela, específicamente con el gobierno de Nicolás Maduro.
Asimismo, reiteró su propuesta de una reforma tributaria que asemeja a los planes de su homólogo mexicano para que paguen más los que más tienen.
Indicó que esta reforma generará justicia social ante la “aberrante” desigualdad que persiste, por lo que afirmó que quienes deben desembolsar más son “los que pueden pagarlo”, para proteger a sectores históricamente marginados.
Agregó que contempla nuevas legislaciones en materia de salud, pensiones, contrato laboral y educación, al tiempo que enlistó un decálogo de 10 prioridades para iniciar su gestión.
En éstas destacan el compromiso de conseguir la paz y cumplir los acuerdos que comenzaron en la gestión de Santos —ganador del Premio Nobel de la Paz en 2016 por este proceso—, defender a la población de la violencia, luchar contra la corrupción, proteger a sectores marginados y cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes.