El líder del Grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin, murió en un sospechoso accidente aéreo que apunta al Kremlin, pues se da a dos meses de la rebelión para cobrarle la “traición” al chef de Vladimir Putin.
Moscú reportó que el avión Embraer en el que se cree viajaba el asesino a sueldo, según la lista de pasajeros, se estrelló, sin adelantar las causas del siniestro.
De inmediato circularon videos y fotos de la caída sin control de la aeronave en Kuzhenkino, en Tver, cuando se dirigía a San Petersburgo.
Y agencias afines al Kremlin confirmaron el deceso de quien rompió con el régimen en junio pasado. Citando fuentes del Ministerio de Situaciones de Emergencia y de la Agencia Federal de Transporte Aéreo, aseguraron que su cuerpo fue recuperado en la escena junto a los de seis aliados, como su mano derecha, Dmitri Utkin, y tres tripulantes, entre ellos una sobrecargo que tomó el vuelo a última hora, pero esperarán a pruebas de ADN para hacerlo oficial.
Sin una causa aparente, autoridades sospechan que el jet cayó por una falla técnica o un error del piloto y minimizaron el casi al abrir un expediente por violar normas de seguridad aérea, pese a que empresa MNT-Aero dijo que sí contaban con permiso y descartó problemas, pues el avión estaba en condiciones.
En contraste, los mercenarios acusaron que la única explicación era un derribo, tras perder contacto a las 18:20 horas, según un informe del diario independiente Meduza. Más tarde, según cuentas de Telegram asociadas a los paramilitares, se detectó que el Embraer fue alcanzado por un misil, pues presenta daños de submuniciones y testigos escucharon explosiones aún en el aire a 300 kilómetros de la zona de despegue.
Con ello, Wagner destapó un ataque para cobrarle a Prigozhin el levantamiento en armas por el que el grupo abandonó Bajmut, luego de recordar que Putin admitió que “la traición” era imperdonable.
Y éste advirtió a Rusia de “consecuencias catastróficas” tras el presunto asesinato de un “verdadero patriota”, quien regresó a Rusia procedente de África porque mantenía negocios de suministros de alimentos, pese al rompimiento, pues la comida fue la principal sociedad entre Prigozhin y Putin.
Más tarde, los mercenarios rebajaron sus amenazas para no adelantar sus movimientos el rival. Desde el canal de Telegram del hombre de 62 años pidieron no divulgar datos, lo que apunta a más tensiones y a la ejecución de un plan en caso de que Yevgeni muriera, pues sabía que tenía los días contados y en una entrevista admitió que “la muerte no es el final” y que en el infierno serían más grandes.
Al respecto, corresponsales dijeron que en Bielorrusia y Rusia hubo movimientos militares. En el primer escenario, donde huyeron los paramilitares, se indicó que éstos intentaron salir, mientras que el invasor convocó a sus fuerzas, lo que anticipa medidas extremas para evitar otro intento de golpe de Estado.
Además, destaca que este hecho ocurrió el mismo día en que el ejército ruso destituyó al general Sergei Surovikin, quien sospechan ayudó a los mercenarios a orquestar el motín.
Pero entre las especulaciones, ninguna autoridad rusa se pronunció. Incluso, el presidente que encabezó un evento por los héroes de la Segunda Guerra Mundial retornó al Kremlin en un fuerte operativo para evadir a la prensa.
Y aunque la noticia tuvo eco mundial, la comunidad admitió que no fue una sorpresa, pues enemigos de Putin mueren en circunstancias poco claras como suicidios o envenenados.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró que en Rusia “no sucede mucho en lo que Putin no esté detrás”, sugiriendo que podría tratarse de una venganza, lo que recuerda al caso Alexei Navalni, principal enemigo del régimen y quien sobrevivió a un envenenamiento y ahora purga penas consecutivas por varios crímenes, incluyendo terrorismo.
En esa misma tónica se pronunció el principal asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak, al sostener que era esperado. A través de su cuenta X, rememoró que Yevgeni “firmó una sentencia de muerte” cuando intentó enfrentarse al Kremlin.
Por lo que no descarta la participación de Minsk, al señalar que jamás habría confiado en Alexander Lukashenko. En tanto, la principal opositora bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, dijo que nadie lo echará de menos y probablemente el país esté mejor sin los mercenarios.