Los punteros de las elecciones alemanas buscan romper la mínima diferencia al aliarse con la tercera y cuarta fuerza de la era pos-Merkel; sin embargo, la negociación luce complicada para ambos, pues se disputan a los mismos partidos por la coalición que defina al sucesor de Angela Merkel.
Aunque la batuta para abrir meses de diálogo intenso la lleva el candidato del Partido Socialdemócrata (SPD, por sus siglas en alemán), Olaf Scholz, ganador por 1.6 por ciento, según el recuento preliminar, los conservadores derrotados no dan la batalla por perdida y van por arrebatarle a los aliados y quedarse con la mayoría.
El vicecanciller Scholz, socio del merkelismo, se dijo listo de tomar las riendas como canciller y convertir a la alianza de Merkel, entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Demócrata (CSU), en la oposición.
Una de sus ventajas es que Los Verdes, con la mejor marca después de los líderes, 14.8 por ciento de los votos, se inclinan más hacia la balanza centroizquierdista que por los conservadores, en parte por las similitudes en la lucha climática para poner a los ecologistas de su lado en un proceso en el que no hay plazo, pero que busca concretar antes de fin de año, sin garantías de por medio.
No obstante, sabiendo que al igual que los liberales (FDP) podrían convertirse en los peces gordos del fin de la era Merkel, Los Verdes analizan qué alianza tripartita les conviene, pues las fuerzas, lideradas por la parlamentaria Annalena Baerbock y el liberal Christian Lindner, ya se asumen como la llave para definir el futuro de Alemania y de la Unión Europea, por lo que prevén un diálogo inicial entre ellos antes de abrirse a escuchar a la izquierda o las tendencias derechistas.
Al respecto, Lindner anticipó que no responderán a ningún acercamiento de punteros hasta después de sus propios sondeos, pues saben del poder que tienen para decantar la balanza hacia uno de los líderes.
En tanto, con el ímpetu de haber perpetrado la peor derrota al alfil de la canciller y la legitimidad de un apretado triunfo, el ministro de Finanzas Scholz, quien se ha mostrado relajado después de las elecciones, reiteró que el país busca virar de dirección y por ello impulsará una coalición tripartita “social-ecológica-liberal”, también llamada semáforo por los colores que los identifican.
Si éstos están de su lado, que en suma representan 26 por ciento del voto, el SPD rebasaría 52 por ciento de las preferencias con lo que despejaría el camino y obtendría 416 escaños de los 735 previstos para ser elegido como el canciller.
Pues al integrar a sólo uno apenas superaría la tercera parte del voto, con poco más de 300 lugares en el Bundestag, obligando a los aliados de Merkel a ampliar sus acercamientos partidistas.
En tanto, los conservadores, que aún asimilan la peor derrota desde su creación, pretenden anticiparse al ganador para atraer a los aliados que también les darían la mayoría con 50.4 por ciento.
Incluso, el aspirante Armin Laschet, señalado como el responsable de la mayor caída tras la salida de Merkel, prevé que superen en votos a Scholz y encumbrarse como el sucesor, pero todo dependerá del apoyo que obtenga, en principio, de su partido y lo que pueda ofrecer a Los Verdes, más cercanos al rival.
Y es que algunos políticos ya toman distancia del alfil de la canciller eterna al reconocer que esta carrera es una tarea muy difícil desde la segunda posición en las urnas, ante lo que Laschet refirió que siguen teniendo oportunidad, pues el puntero tampoco lo tiene fácil.
Precisó que el objetivo es alcanzar el mayor número de miembros del Bundestag de su lado, mientras que otros sectores ya piden su destitución y apuntan hacia su figura cuando se habla de los errores, después de 16 años en el Gobierno con Merkel.
Además, para lograr esta hazaña cuenta con el antecedente de que tanto verdes como liberales ya fueron aliados de su partido, pues en 2017, tras casi medio año de negociar, respaldaron a Merkel en el que a la postre se convirtió en su último mandato, pues ya no competiría por otra reelección; previamente, estos posibles aliados ya habían cedido ante los cristianodemócratas hace décadas.
Por ello, prevé una alianza de futuro, proceso en el que, aseveró, está dispuesto a armar una coalición Jamaica, por la mezcla de los tonos que los representan.