La fallida rebelión del Grupo Wagner genera más ecos en Rusia que, ante las críticas, busca recuperarse y adelanta una “limpia” militar al arrestar al general Sergei Surovikin, conocido como El carnicero de Siria por su brutalidad, presunto cómplice de los mercenarios.
Ante la revelación de que un mando ruso conocía el plan de Yevgeni Prigozhin, según una publicación de The New York Times, fuentes del ejército revelaron al Moscow Times la captura del “traidor”, quien dirigió la ofensiva contra Ucrania.
Sin embargo, no quedó claro si el excomandante de las Fuerzas Aeroespaciales, relevado a inicios de año, fue detenido ayer o antes, pero está bajo custodia.
Ello desató especulaciones sobre las sanciones contra éste por conspirar y su paradero, tal cómo ocurrió con el chef de Putin quien se exilió en Bielorrusia, a donde llegó a tres días del motín. Y es que la última vez que se vio al general fue el día del golpe cuando instó, a través de un video, a los criminales a detener su marcha enfatizando su protesta y apoyar públicamente al régimen.
Pero el bloguero Vladimir Romanov aseveró que todo apunta a que fue retenido un día después del intento de derrocamiento y enviado al centro preventivo Lefortovo, aunque ninguna autoridad corroboró esa versión.
Datos de inteligencia exponen que Surovikin facilitó o planificó el desafío disidente tras cuestionar las recientes medidas de la cúpula militar, al culpar al ministro de Defensa, Serguei Shoigu, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Gerasimov, de dejarlos sin municiones y matar a sus propias fuerzas en el campo de batalla.
Pero hay otras teorías sobre su implicación. Se cree que es uno de los cabecillas o se unió a Wagner al ver la mayor amenaza desde la invasión y en lo que va de la gestión del líder soviético.
No obstante, por la desaparición surgen dudas sobre si se identificó el lazo de Surovikin con Prigozhin y usaron al primero para frenar la rebelión a 200 kilómetros de Moscú, y cuántos conspiraron.
Tras 16 meses de guerra, Wagner intentó afectar a los comandantes al recalcar que sus mercenarios no se someterían a ellos; incluso, se destapó que el verdadero objetivo de Yevgeni era capturar a Shoigu y Gerasimov, entre otros, para forzar un relevo en las Fuerzas Armadas, ante la falta de contundencia en esta invasión, pues en el plazo que creció la disputa Wagner-ejército, los defensores se fortalecieron y recuperaron casi una decena de territorios en el Donbás.
Pese a ser el primer acto de represalia contra “traidores”, ante el perdón a Prigozhin y a quienes lo siguieron a Minsk, en Occidente creen que esta situación mostró el mayor debilitamiento del invasor al perder el control de sus tropas.
Pese a negarse a hablar de la crisis, Biden sostuvo que este golpe fue la peor amenaza para su homólogo en su intento por “desnazificar” Ucrania; hecho que admitieron regímenes que apoyan al Kremlin como China, al plantear una reintegración territorial, y Hungría.
Putin “está perdiendo la guerra en casa y se ha convertido en un paria mundial”, sostuvo al recalcar que ya no se ve tan fuerte tras ser exhibido por Ucrania y por Wagner; pero al minimizar el liderazgo de su homólogo insistió que su rival está perdiendo la guerra… en Irak, un error que no pasó desapercibido.
Agregó que Rusia sigue fracasando, pues contaba con dividir a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), hecho que no pasó, por el contrario los unió. Y la alianza reiteró que defenderá cada centímetro de su territorio en otro espaldarazo a Volodimir Zelenski, quien hoy se reunió con su homólogo polaco, Andrzej Duda, para hablar de un refuerzo fronterizo ante el posible resurgimiento de Wagner en Bielorrusia.
Al respecto, el secretario general, Jens Stoltenberg, adelantó que están listos para responder a un ataque ya sea desde Moscú o desde Minsk, mientras que Zelenski dijo que no tendrá el boom esperado, pues en más de año y medio de intensas batallas los ucranianos ya eliminaron a 20 mil de esos combatientes.
Además, Kiev busca aprovecharse del tropiezo ruso y el ministro de Defensa, Oleksi Reznikov, adelantó que el enemigo no ha visto su máxima capacidad al anticipar que el “evento principal” de su contraofensiva está por venir.
Tras el ataque en Kramatorsk que dejó 11 muertos y 60 heridos, puntualizó en entrevista con Financial Times que los suyos son quienes tienen la iniciativa al enfatizar que “cuando suceda, todos lo verán”, como ocurrió en temas territoriales, pues los defensores avanzan hasta 1.5 kilómetros en puntos críticos.
Sin embargo, apuntó, igual que el mandatario, que la contraofensiva tiene tiempo para actuar, por lo que el curso no será tan rápido, pues “no se puede esperar un milagro en cada operación”, mientras que Zelenski insistió en castigar al enemigo para que sienta el precio del terror que ha causado en 490 días y demostrarle que los países vecinos no están a su servicio y complacencia.