El intento de una mediación con Rusia evidenció que el presidente Vladimir Putin no tiene intención de ceder espacios a Ucrania al advertir que alcanzará sus objetivos “ya sea por la negociación o por la guerra”, a casi dos semanas de la invasión.
La nueva conversación telefónica entre el líder del Kremlin y su homólogo francés, Emmanuel Macron, pone en entredicho la negociación con Ucrania, pues Putin está decidido a conseguir sus cuatro planes previstos en la “operación de desmilitarización” hasta acabar con la resistencia, según reveló el Palacio del Eliseo al concluir la llamada telefónica.
Dichas prioridades son la “desnazificación” del gobierno ucraniano, desmilitarizar a la nación vecina para alejarla de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el reconocimiento de Crimea como territorio ruso y el de independencia de la región de Donbás, integrada por Donetsk y Lugansk, hecho que el francés le hizo ver es “inaceptable” para el gobierno de Ucrania.
Conseguiré mis objetivos, ya sea por la negociación o por la guerra...Vladimir Putin<br>Presidente de Rusia
Fuentes del gobierno galo resaltaron que uno de los objetivos diplomáticos en este intercambio de casi dos horas era atender las amenazas nucleares, a unos días del ataque contra la planta de Zaporiyia, hecho ocurrido después de una plática en la que el líder del Kremlin advertía que “lo peor está por venir”.
Pese al acercamiento, Putin refirió que su mira se mantiene fija en objetivos militares específicos, ante lo que Macron, quien busca la reelección en Francia, refrendó dos demandas prioritarias como parte del plan de asistencia humanitaria: “un alto al fuego y la protección de los civiles”, mismas que ya se habían negociado en la segunda ronda en Bielorrusia con la delegación rusa, pero que no han sido respetadas por el ejército invasor.
Y es que aliados de Ucrania reportan que el supuesto alto al fuego fue usado para agrupar a tropas y alistar despliegues con apoyo bielorruso, pues la oposición denunció que prácticamente Aleksander Lukashenko cedió el poder militar a Putin; mientras funcionarios del gabinete de Volodimir Zelenski admiten que no se puede confiar en el Kremlin.
Cabe destacar que ayer, Putin también dialogó con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, y con el canciller alemán, Olaf Scholz.
Ante las críticas, el mandatario ruso descartó planes de adueñarse de esas instalaciones o atacarlas y sostuvo que los verdaderos responsables del ataque que avivó el miedo de un nuevo Chernobyl son presuntos “radicales” ucranianos, sin abundar en estos señalamientos.
E intensificó las amenazas contra Occidente, pues después de amagar con preparar una lista de naciones “no amistosas” por imponerle sanciones, ayer advirtió que aquellas naciones que facilitan el ingreso a aviones de guerra ucranianos pagarán por brindar apoyo estratégico, pues éste es considerado como “una implicación en el conflicto armado”, según el vocero de Defensa, Igor Konashenkov.
Además, sigue responsabilizando a Ucrania del conflicto y escaló las denuncias para exponer a su contraparte al asegurar que el gobierno de Zelenski desarrolló armas biológicas. Konashenkov reveló que el Kremlin obtuvo información sensible sobre la fabricación de patógenos como peste, ántrax, tularemia, cólera y otras enfermedades mortales. Según documentación que Rusia afirma tener, la nación rival participó en colaboración con Estados Unidos en un programa biológico-militar, y el mismo día en que comenzaron los bombardeos pidió a sus laboratorios eliminar todo residuo de los “patógenos peligrosos”.
Incluso, sus medios estatales, que han bloqueado en varios países, compartieron imágenes del supuesto desarrollo de éstas y sustancias que, según el gobierno, ya son analizadas por expertos.
Crece rechazo interno. Pese a su dura postura contra aliados de Ucrania, en el país sigue enfrentando a la oposición que ayer salió nuevamente a protestar contra la invasión en respuesta a la convocatoria del crítico Alexei Navalny.
Se reportó que tan sólo en un día hubo más de cuatro mil 600 detenidos por sumarse a actos prohibidos, casi igualando la cifra de toda la semana previa en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades.