El presidente de Rusia, Vladimir Putin, desafió la orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) al visitar y recorrer por primera vez uno de los “nuevos territorios” tras la anexión en esta invasión para resaltar un supuesto apoyo ruso, hecho que Ucrania tachó de “cinismo”.
A 389 días de desatar la guerra contra Ucrania, el líder del Kremlin viajó en helicóptero a una “visita de trabajo” a Mariupol, región del Donbás que declaró como propio en octubre pasado, con la intención de supervisar la situación en la ciudad portuaria clave en los objetivos rusos y que cayó tras meses de agotamiento, esto horas después de viajar a Crimea, en donde conmemoró el noveno aniversario desde que se adjudicó la península.
Ahí recorrió la provincia a bordo de un vehículo que condujo en compañía de su vice primer ministro, Marat Khusnullin, según imágenes de la cadena Rossiya, sin interrumpir la circulación y hasta revisó un plan de reconstrucción por los daños ocasionados por el ejército ucraniano, según la versión del mismo Kremlin, pues Putin declaró que “la gente normal no hace esto”, en referencia a los bombardeos en la zona con acceso al mar de Azov sin apuntar a la devastación que sus tropas han causado en ciudades vecinas.
Con ello, dejó en claro que no tiene intención de devolver las zonas anexadas como exige su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, pues el régimen alardeó que se trata de la “nueva región de la Federación Rusa”, ya liberada.
Incluso, el país presumió sus planes de levantar zonas residenciales, centros educativos e infraestructura médica en favor de una población supuestamente asediada por Kiev, pues sostiene que son víctimas desde hace años de crímenes nazis. Y visitó el departamento de un poblador, quien calificó de “un pedacito de paraíso” ese lugar, con lo que dan forma a la restauración que se contempla en las Repúblicas de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jerson, proceso que aseguran formalmente comenzará en 2025, de acuerdo con el representante de Putin.
Además, el mandatario aprovechó la visita al llamado corredor a Crimea para evaluar las posiciones militares desde el puesto de mando en Rostov junto al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Valeri Gerasimov.
Este escenario es una franca señal de desdeño de Putin al intento de detenerlo, pues, aunque no ha dado declaraciones sobre ello, demostró que ese punto le pertenece, que cuentan con apoyo pese a los dichos de Occidente y que son los ucranianos los causantes del conflicto al insistir que antes de enviar a las tropas trató de llegar a un acuerdo pacífico, pues su intención jamás fue “desencadenar confrontación alguna”, según un comunicado, mientras sigue al máximo la disputa por Bajmut, así como los bombarderos contra Zaporiyia y Jerson.
Sus acciones generaron malestar entre el gobierno que descalificó la osadía del enemigo al señalar que fue el acto de un criminal que va a corroborar los daños y que éste sólo pudo ser de madrugada para mostrar una realidad falsa.
El principal asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak, fue enérgico al calificar esto de “cínico” y a través de su cuenta de Twitter denunció: “El criminal siempre regresa a la escena del crimen (…) el asesino de miles de familias de Mariupol llegó a admirar las ruinas de la ciudad”, al recriminar que en vez de mostrar arrepentimiento pregona los daños infligidos en casi 13 meses al menospreciar la respuesta de la comunidad internacional, pues no mencionó a las víctimas ucranianas.
En tanto, Zelenski, quien sancionó a otros aliados de Putin, fue más cauto. Sin mencionar al rival insistió que al final el Estado agresor pagará por cada acto de terror, pues la sola emisión de esa orden de arresto “es un resultado legal internacional muy importante” contra quien no ha dejado de bombardearlos, evidenciando que la comunidad internacional busca al igual que él el retiro inmediato de las fuerzas invasoras tras múltiples ejecuciones sumarias, asesinatos, deportaciones forzadas, tortura y más, de acuerdo con el más reciente informe de una misión especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Pero su Ministerio de Defensa elevó el tono de reclamo contra el Kremlin al sostener que su visita sólo pudo darse en horario nocturno pues la “oscuridad le permite resaltar lo que quiere mostrar”, según un comunicado.
Y agregó que sus actos corresponden a un “ladrón” por temas de seguridad, pues quisieron proteger al presidente de las “miradas indiscretas”, como si todo fuera montado para dar un aliciente en una zona donde supuestamente regresa a la población cuando esas tropas viven sus peores momentos.
Este escenario eleva la disputa cuando el líder chino, Xi Jinping, prepara su cumbre con Vladimir Putin para dar los primeros pasos hacia una negociación pacífica, según los objetivos de esa potencia.