En Caracas
“Soy un presidente demócrata de verdad”. La frase la repitió Nicolás Maduro Moro tres veces durante el discurso de una hora y 15 minutos que ofreció en la sede del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, a propósito de su toma de posesión para estar al frente del Poder Ejecutivo una vez más, hasta 2025. El presidente del juzgado explicó que el Poder Legislativo, que controla la oposición y donde debía ocurrir el evento, está “en desacato” y por lo tanto anulados sus poderes constitucionales.
Maduro relató eventos políticos ocurridos en Venezuela hasta ayer, recordando especialmente las elecciones del 20 de mayo de 2018, en la cuales resultó vencedor. Aquellos comicios fueron desconocidos por la Asamblea Nacional, por los candidatos opositores que compitieron, por todos los miembros de la Unión Europea, por Estados Unidos y por el Grupo de Lima, que agrupa a 14 países del continente americano.
“Venezuela es el centro de una guerra mundial del imperialismo y sus gobiernos satélites han querido convertir esta toma de posesión protocolaria en una guerra mundial contra nuestro país. Como locos andan los gobiernos satélites del imperialismo inventando, presionando, gritando. Allá ellos con su desesperación, su nerviosismo y su locura”, insistió el gobernante bolivariano. Frente a él, apenas cuatro mandatarios participaban como invitados especiales: Evo Morales, de Bolivia; Salvador Sánchez, de El Salvador: Daniel Ortega, de Nicaragua; y Miguel Díaz-Canel, de Cuba. Los “presidentes” de las no reconocidas repúblicas de Osetia del Sur y de Abjasia también fueron recibidos con honores de Estado, siendo dos territorios vistos como Estados soberanas por Venezuela, Rusia, Siria, Nicaragua y Nauru. Una treintena de otros países envió representantes diplomáticos de alto o medio nivel, incluyendo sus aliados fuertes Rusia, China y Turquía.
“He cumplido. Está certificado mi juramento. Tengo los símbolos de la patria sobre mi cuerpo. La banda presidencial con el tricolor”, también dijo Maduro saludando con particular detalle al Alto Mando Militar venezolano y a los comandantes de los distintos componentes que conforman la Fuerza Armada Nacional bolivariana. Los uniformados, junto al ministro de Defensa, Vladimir Padrino, aplaudieron el juramento y el discurso. Durante sus intervención, Maduro aseguró que “el imperialismo ha dividido a América Latina, amenazando los logros de integración del subcontinente. Por eso propuso una cumbre especial de naciones “para revisarnos desde adentro, debatir francamente y llegar a acuerdos que nos permitan superar este clima de intolerancia que daña nuestro continente y el sueño de los libertadores”.
Mientras, el dictador pronunciaba tales cosas, Paraguay anunciaba la ruptura de relaciones con Venezuela; Perú confirmaba las sanciones a más de 100 funcionarios venezolanos e impedimentos financieros entre ambos países; Colombia, Estados Unidos y Argentina confirmaban su rechazo al juramento a Maduro y en la Organización de Estados Americanos 19 países votaban a favor de no reconocer la legitimidad de un segundo mandato.
Maduro admitió que “Venezuela tiene enemigos muy poderosos, pero el peor de todos los enemigos es el burocratismo y la corrupción”. No es la primera vez que lo dice el líder bolivariano. Lo hizo cuando asumió su primer mandato en 2013, pero la cantidad de ministerios no disminuyó.
El presidente venezolano afirmó además que “los inversionistas están viniendo de Estados Unidos y de América Latina y el Caribe, de Colombia, a producir petróleo, gas, alimentos”. Pero la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Celac) registra que Venezuela sólo ha captado el 1 por ciento de las inversiones directas que ha recibido América del Sur, debido a la inseguridad jurídica y a la inestabilidad política del país.
Al terminar Maduro su ritual de juramento, la directiva de la Asamblea Nacional (Parlamento desconocido) reiteró su deslegitimación. “Por primera vez desde 1958, Venezuela tiene un gobierno de facto que no fue electo por el voto, sino que secuestró el Estado para beneficio propio”, lamentó el presidente del parlamento, Juan Guaidó.
Durante su intervención, hizo un llamado a la Fuerza Armada Nacional “para que dé un paso al frente”, pues “hoy no hay jefe de Estado, no hay comandante en jefe de las Fuerzas Armadas”. Llamó a los cuarteles a restaurar la plena vigencia del Estado de derecho. Guaidó declaró al Poder Legislativo en emergencia y llamó a la sociedad a buscar “la aplicación efectiva de esta Constitución”, admitiendo que “no sólo depende de la Asamblea Nacional”.
Fuera del Tribunal Supremo de Justicia, donde Maduro tomó juramento, las calles fueron tomadas por los organismos de seguridad nacional. En la capital, Caracas no se vieron los grupos de choque paramilitares, afines al gobierno, que desde el lunes circularon por las calles armados y encapuchados manifestando su apoyo al régimen de Nicolás Maduro.
Tampoco hubo protestas opositoras en el corazón de Venezuela. El Frente Amplio, que agrupa a los sectores que se enfrentan al oficialismo, no convocó esta vez a las calles para evitar agresiones de la fuerza pública. En otras regiones sí hubo movilizaciones, y donde se produjeron protestas no se hizo esperar la represión. Ocurrió, por ejemplo, en el occidental estado de Lara, donde la Guardia Nacional Bolivariana empleó gases lacrimógenos y perdigones para dispersar a los opositores.
El Dato: En un intento por mostrar respaldo, el mandatario agradeció el espaldarazo del presidente Andrés Manuel López Obrador y lanzó un “Viva México”, en su ceremonia.
Protestan en plena diáspora
Venezolanos que dejaron su hogar por la crisis protestaron en al menos una docena de países frente a las sedes consultares y embajadas de Venezuela para rechazar la juramentación de Nicolás Maduro.
En América Latina hubo manifestaciones civiles desde Bogotá, Buenos Aires, Santiago, Asunción, Montevideo y Brasilia. Algunos llevaron pancartas en rechazo al dictador, banderas tricolor y gritaron consignas.
Frente a la embajada de Venezuela en Lima, Perú, se ocasionaron disturbios después de que los venezolanos, que se concentraron en el lugar, intentaron tomar la sede diplomática. Se conoció que el altercado se produjo luego de que un funcionario de la delegación saliera a la calle y los manifestantes intentaran golpearlo y abuchearlo.
Quienes protestaban también rompieron la reja de acceso lateral a la Embajada. En respuesta la policía de ese país reprimió la manifestación y lanzó bombas lacrimógenas. Posterior a los hechos, funcionarios de la representación diplomática habrían pedido resguardo de los cuerpos de seguridad.
Otras protestas dque catalogaron de “ilegítimo” y “usurpador” a Maduro se registraron en varias ciudades del continente europeo.