Líderes europeos buscan fijar límites al precio del gas ante una temida alza, pues Rusia, el mayor proveedor, anticipa que alcanzará el doble del precio para el invierno, mientras sus tropas arrecian bombardeos en la planta de Zaporiyia.
A cuatro meses de esa fase, el subjefe del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvedev, admitió que ante el cambio global “me veo obligado a revisar al alza el coste previsto hasta los cinco mil euros a finales del 2022”, un golpe a socios, pues reconoció que tras la guerra su relación ya no los satisface.
Sus declaraciones aumentan la incertidumbre en países dependientes y que no han logrado la meta de 80 por ciento de almacenamiento ante un cierre desde Moscú, según un plan con Bruselas, al recordar que el Kremlin puede cortar el suministro, tras amagos, como ya lo hizo con naciones que no pagaron en rublos.
Así, empuja la presión hacia integrantes de la Unión Europea (UE) al externar sus “buenos deseos”, en referencia a las negociaciones que éstos realizan para cambiar el gas de tubería, como el del Nord Stream 1, por recurso licuado que, dijo, es mucho más caro.
El panorama obliga a los dependientes a insistir en opciones, pues no hay seguridad de contar con gas a finales del 2022.
Tal es el caso de Alemania que para frenar una crisis firmó un pacto en hidrocarburos con Canadá y no descarta nacionalizar la filial energética rusa de Gazprom. Bajo el argumento de un plan de reestructuración ya creó una sociedad para hacerse de sus instalaciones, según el portal alemán Welt am Sonntag.
Y hay más críticas por mantener negocios con Putin, pues la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, llamó a terminar con el “autoengaño”, pues explicó que adquirir energéticos de ese país llevó a la muerte de miles, como ha declarado Volodimir Zelenski.
En tanto, España y Francia reforzaron lazos con Argelia como un plan B de suministros ante lo que ya califican como un “invierno difícil”, pues medios europeos reportaron que la firma Enfie acordó un incremento de 50 por ciento de las importaciones desde la nación africana, con lo que siguen los pasos de Italia que también pactó con esa región.
Pero ello no afecta a Rusia, pues no necesitan compradores europeos. Según un informe de Capital Economics, reproducido en Rusia, el Kremlin puede dejar de enviar recursos al continente hasta por un año sin sufrir grandes pérdidas.
Incluso, en el pronóstico más exagerado señala que su nivel de exportaciones le da a Putin la capacidad de reducir 20 por ciento los envíos hasta 2025, debido al precio que alcanzaron los combustibles, con lo que el cierre de grifos se vuelve “una decisión política”.
Ante este escenario crítico, el primer ministro británico —país que ya no forma parte de la UE—, Boris Johnson, acusó a Putin de provocar un repunte en el costo de la energía, situación en la que ha salido beneficiado por la guerra. Y exhortó a aliados a no doblegarse ante el invasor a cambio de reducir los precios.
En tanto, Bruselas busca garantizar un precio máximo para el gas o separarlo de la electricidad, pues afirma que la situación requiere una respuesta conjunta.
Por ello, el primer ministro belga, Alexander De Croo, adelantó para esta misma semana una reunión extraordinaria de ministros de Energía para lograr un acuerdo, mientras que Austria pugna por bajar el precio del suministro eléctrico al disociarlo, para evitar un doble golpe.
Dichos debates persisten a la par de los ataques en la planta nuclear de Zaporiyia, pues el ejército invasor redobló las acciones y bombardeó la zona residencial de Energodar, ubicada a sólo cuatro kilómetros del complejo en riesgo, así como la fábrica de motores de la ciudad.
El líder regional, Dmitro Orlov, admitió que el golpe fue destructivo, sin que aún se confirmen cifras de víctimas, pero anticipan varias muertes debido a que muchos vehículos quedaron envueltos en llamas, mientras los combatientes defienden cinco regiones en Donetsk.
Además, ambos gobiernos se culpan, pues los de Zelenski ven una nueva ofensiva en la región, mientras los de Putin acusaron que los rivales lanzaron nueve misiles a la planta en un doble ataque, aunque ambos bandos descartaron cambios en los niveles de radiación, según la firma Energoatom y el Ministerio de Energía ruso.
Y Zelenski urgió a la comunidad internacional a ejercer mayor presión para recuperar el control de la principal central europea, que ya fue desconectada la semana pasada, o al menos que se permita el ingreso de especialistas de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), a unas horas de que EU acusara a Rusia de obstaculizar acciones para reducir el riesgo nuclear. Asimismo, el líder ucraniano advirtió a los ocupantes que sentirán las consecuencias de sus actos, luego de una reunión con líderes de seguridad nacional.