Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping, reforzaron sus lazos como ejemplo de estabilidad en el mundo ante el periodo de “turbulencias” que enfrenta éste.
El líder del Kremlin eligió Beijing como primer destino a unos días de asumir su quinto mandato, acto con el que ratificó la importancia del socio para su régimen. Éste fue correspondido por el comunista con una cálida recepción de alfombra roja y despligue del Ejército Popular de Liberación afuera del Gran Salón del Pueblo.
Horas después de aterrizar en la ciudad china, los líderes y sus numerosas delegaciones dialogaron sobre intereses comunes para fortalecer su economía que se recupera del Covid y reforzar intercambios comerciales, energéticos y culturales de cara al 75 aniversario de su relación diplomática.
Agencias de ambas potencias resaltaron la clave del apoyo estratégico al presentarse como una fuerza estabilizadora en la zona y el mundo ante “realidades multipolares” de cara a una “nueva era” geopolítica y de asociación.
Proceso en el que las naciones firmaron un acuerdo para redoblar la cooperación bilateral y defender la justicia, democracia y estabilidad, sin aludir a ningún gobierno, pero que recalca coincidencias en casos como Taiwán, que insiste en su independencia, y Norcorea.
El medio estatal TASS resaltó que Vladimir Putin dejó en claro que esta relación está por encima de diferencias con otros, pues “no es oportunista y no está dirigida contra nadie” y como amigos se han convertido en un factor de estabilidad gracias a visiones compartidas e intereses comunes.
Sin embargo, esa declaración fue tomada como un mensaje a Estados Unidos, gobierno de Occidente con el que ambos han tenido roces, pues ése ve a Beijing como su mayor competidor y a Moscú lo calificó como la mayor amenaza, a raíz de la invasión a Ucrania, guerra en la que el ejército ruso ya le arrebató a Kiev cuatro territorios tras intensos bombardeos y choques armados que actualmente se concentran en Járkov.
Y los regímenes orientales insistieron en profundizar la amistad duradera y política exterior para unir al sur global, contexto en el que resalta que el anfitrión encabeza este año la Organización de Cooperación de Shanghái, mientras que el visitante preside los BRICS — alianza integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica en busca de equilibrio—, al tiempo que acusan al rival de insistir en una postura de confrontación, pues éstos han criticado a Washington por su pensamiento de la Guerra Fría.
Tras las conversaciones a las que sumaron a mandos militares, los líderes fueron captados en una caminata informal, ya sin corbata y tomando el té a orillas de un lago en el parque Zhongnanhai, en la capital, escoltados sólo por un aliado de cada nación.
No obstante, se reportó que también se pronunciaron en torno a las dos principales “crisis”: Ucrania y en Gaza, pues no mencionaron la palabra guerra.
En primera instancia se dijo que coincidieron en una mediación a más de dos años del choque ante nuevas preocupaciones en materia de seguridad tanto en Europa como en el mundo.
Punto en el que China reiteró su disposición a acercar a las partes, aunque Ucrania lo rechazó, pues Volodimir Zelenski recalcó desde hace meses que no aceptará condiciones del invasor, luego de presentar a China su plan de 10 puntos para poner fin al conflicto que lleva 26 meses.
Sobre el choque palestino-israelí, resaltaron la urgencia de resolver el tema ante la grave hambruna y riesgo con más de 35 mil muertos en siete meses, según datos corroborados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
DESMIENTEN AYUDA BÉLICA. En medio de la reunión, su otro aliado Norcorea negó supuestos suministros armamentísticos al ejército ruso.
Es una “teoría absurda”, atajó la hermana del líder Kim Jong-un, Kim Yo-jong, ante las acusaciones de Occidente, según un comunicado difundido por la agencia KCNA y citada por Reuters, luego de que se revelara que el Departamento del Tesoro de EU sancionó a cinco individuos y firmas por, supuestamente, facilitar esas transferencia.
A lo que la también líder recriminó las tácticas para atacar a sus respectivos regímenes a más de medio año de que el líder de Pyongyang visitara Moscú para un supuesto intercambio, entre las sospechas de que China también suministró armas.