En los más de 70 años que la reina Isabel II estuvo al frente de la monarquía británica se convirtió en una figura clave a nivel internacional al punto de convertirse en un símbolo de la cultura pop, el cine, la tv, e incluso, el arte y la música.
Cineastas, documentalistas, músicos y artistas fascinados por lo que representaba la monarca —una mujer líder, que guardaba las formas y que vivió momentos cruciales de la historia— decidieron llevar su figura a películas, canciones y obras de arte, algunos desde posturas críticas hacia la reina.
El cine y la televisión han sido de las expresiones que más han profundizado en la historia, vida y figura de Isabel II. En la actualidad una de las series más importantes es The Crown, de Peter Morgan, la cual narra distintas etapas en la vida de la monarca, desde su juventud hasta sus últimos años. Ha ganado 21 premios Emmy, entre muchos otros más.
La producción, que es una de las más exitosas de Netflix y ha fascinado a interesados en la historia y secretos de la familia real británica, no fue muy bien vista en el Palacio de Buckingham, al punto que el príncipe Felipe de Edimburgo y el secretario de cultura británico, Oliver Dowden, pidieron que se colocara un aviso para aclarar que se trata de una ficción. La serie estrena su quinta temporada en noviembre próximo y los fans están expectantes.
En el séptimo arte son clásicas las cintas El discurso del rey, ganadora del Oscar, que muestra a una reina Isabel II en su infancia, en una época en que su padre lucha por superar su tartamudez; La reina, que muestra la manera en que la monarca se enfrenta a la ira de sus súbditos después de la muerte de su nuera, la princesa Diana; y Un escape real, en la que Sarah Gadon interpreta a Isabel II cuando decide huir del Palacio de Buckingham junto a su hermana, la princesa Margarita, para celebrar la victoria ante Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
En la música, la reina quedó inmortalizada en los temas “God Save The Queen”, de Sex Pistols, y una canción contra la monarquía. En la portada del single aparecía el rostro de la reina, en sus ojos y boca aparecían los nombres del grupo y del tema, convirtiéndose en una de las imágenes más conocidas del movimiento punk.
Otra canción es “Her Majesty”, de The Beatles, que la menciona como una “chica muy agradable, aunque no tiene mucho que decir”. Además de “The Man Comes Around”, de Johnny Cash, que el cantante compuso a partir de un sueño que tuvo de la monarca; y “Elizabeth My Dear”, de The Stone Roses.
En el mundo del arte es recordada la serie que hizo el ícono del pop art, Andy Warhol, quien para la clásica lámina policromática tomó como base la fotografía de Peter Grugeon, de 1977. La fama que tenía la monarca fue algo que cautivó a Warhol, quien llegó a decir que quería ser tan famoso como ella. En esta época de influencers, ¿quién no quisiera ser Isabel II?
Los corgi de la reina. La fallecida monarca también fue conocida por su amor a los perros, especialmente con los de esta raza. En 1933, el rey Jorge VI regaló a sus hijas Isabel y Margarita uno de estos especímenes, lo que detonó el cariño y fanatismo de la primogénita.
Desde pequeña, la entonces princesa Isabel había deseado tener su propia mascota. Pero fue hasta los 18 años de edad cuando tuvo su primera perrita, una cachorrita a la que nombró Susan. El vínculo que creó con el animal fue tal que incluso se la llevó a su luna de miel cuando se casó con el duque de Edimburgo en 1947.
Desde entonces, la reina tuvo más de 30 canes, no sólo corgis, sino también uno cruza de salchicha con corgi y un cocker, quienes convivieron con ella en distintas etapas durante casi 90 años.
En los últimos años, Isabel II llegó a tener hasta ocho perros de esta especie al mismo tiempo. No obstante, a principios del 2015, la reina renunció a criar más por miedo a tropezarse, ya que son muy inquietos y se temía que pudieran provocarle un tropezón o caída.
El interés de Isabel II por los corgi dio pie a la película animada Corgi, las mascotas de la reina, en la que Rex es el corgi más querido por la monarca británica y vive una vida de lujo en el Palacio de Buckingham; sin embargo, luego de causar un accidente diplomático es orillado a vivir en las calles de Londres, por lo que experimenta un épico viaje para volver al lado de la reina.
Asimismo, los perros de la monarca fueron uno de los temas en el libro Pets by royal appointment (Mascotas por designación real), del cronista real Brian Hoey. En él se describía como los corgis que habitaban en el Palacio de Buckingham eran alimentados a base de solomillo de ternera y pechuga de pollo cocinados por un chef y servidos por un camarero real. Una vez entregado el plato, las mascotas no comían hasta que la propia Isabel II añadía salsa al alimento.
Otra de las curiosidades es que la monarca siempre cargaba consigo un pequeño imán, para levantar del piso de sus habitaciones cualquier aguja o alfiler que se hubiera caído cuando le probaban la ropa y no lastimar sus queridos compañeros.