Japón fue sacudido en Año Nuevo por una serie de sismos, el más potente de magnitud 7.6, lo que provocó ocho muertos, miles de evacuados, personas atrapadas en edificios derrumbados, alertas de tsunami, inundaciones y varios incendios.
Tras el peor terremoto en décadas y la mayor alerta de tsunami desde hace 13 años, cuando un sismo mató a 18 mil en el este de la isla en 2011, la televisora estatal NHK notificó que en el inicio del 2024 hubo más de 80 movimientos telúricos en Ishikawa en menos de 10 horas y a 10 kilómetros de profundidad.
Y el primer ministro, Fumio Kishida, instó enfáticamente a residentes a “evacuar las costas lo antes posible” y no retornar a la zona oeste, pues se temen más réplicas y efectos de tsunami por hasta tres días, según la Agencia Meteorológica nipona (JMA, por sus siglas en inglés); mientras que el jefe del gabinete, Yoshimasa Hayashi, reveló que las réplicas alcanzarán el mayor nivel, lo que recuerda que en la isla los sismos son algo común.
Con evaluaciones a cuentagotas, las prefecturas llamaron a mantenerse en refugios, como estadios habilitados y otros centros, ante la alerta de tsunami.
Debido a la sacudida, que también alertó por posibles efectos marinos a Rusia y Corea del Norte, hasta 36 mil hogares se quedaron sin electricidad e incomunicadas, lo que también paralizó trenes bala y el Metro, transportes donde hubo mil 400 atrapados hasta descartar daños estructurales, y carreteras cerradas, debido a grietas kilométricas y profundas, así como el riesgo de deslaves y hundimientos.
Ante la emergencia, Tokio desplegó a equipos militares y de rescate. El Ministerio de Defensa envío decenas de aeronaves a sobrevolar la zona, mientras que especialistas se trasladaron a puntos críticos en los que rescataron con vida a seis personas atrapadas. También se reportan desaparecidos, de acuerdo con informes telefónicos y vía redes sociales. Lamentablemente en algunos puntos la ayuda no fue suficiente y se confirmó el deceso de al menos tres ancianos y varios adultos.
Las peores afectaciones golpearon a Ishikawa y Niigata con edificios convertidos en escombros, ladeados y hasta 200 visiblemente dañados tras ser consumidos parcial o totalmente por el fuego, según informes del diario Japan News; llamas que alcanzaron a la planta nuclear de Shika, sin efectos de gravedad, de acuerdo con el Gobierno, como hace una década cuando las explosiones lanzaron material radiactivo.
En la zona del epicentro decenas de ciudadanos fueron vistos huyendo a pie o en autos a territorio alto, en busca de refugio ante las temidas olas de hasta cinco metros. Y en redes sociales circularon videos de personas corriendo para alejarse de edificios, de santuarios visitados en el primer día del año y de plazas, lo que provocó lesiones menores por empujones, mientras que otros fueron captados tratando de sostenerse de cualquier cosa en viviendas y transporte público para resistir la sacudida.
De inmediato se activó la alerta de tsunami, pero varias horas después el Centro de Alerta del Pacífico rebajó la amenaza desde Yamagata hasta Fukui al declarar que el mayor peligro pasó, aunque no descartan efectos mortales, pues 29 de las 46 prefecturas resintieron el oleaje, hecho del que quedó testimonio en cámaras de seguridad a varios kilómetros de la costa.
Pese a la disminución de las advertencias, Japón recalcó el llamado a desalojar zonas de riesgo y no retornar hasta nuevo aviso, pues se estima que hoy siga el oleaje de hasta tres metros de alto, luego de que varias personas intentaran volver para recuperar pertenencias ante un mayor desastre y fueran arrastradas por el agua.
EL MUNDO SE SOLIDARIZA
Varios gobiernos ofrecieron su ayuda a la región azotada y a sus connacionales en la isla, en espera de mayor información.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, garantizó “toda la ayuda necesaria”, al expresar su apoyo a las víctimas y dedicar oraciones junto a su esposa, Jill.
En tanto, México se dijo pendiente de sus ciudadanos en la región y exhortó a éstos a través de su embajada a atender las medidas de Tokio, acto al que se sumaron naciones de Europa como Gran Bretaña, Francia e Italia, gesto que agradeció el diplomático nipón, Noriteru Fukushima, para salir de estos “momentos difíciles”.
EN EU, OTRA SACUDIDA
Aunque a menor escala en comparación con la región asiática, en California se reportó un sismo de magnitud 4.1, ligeramente perceptible en ciudades como Los Ángeles.
El Servicio Meteorológico estadounidense (USGS) confirmó el temblor horas después de dar la bienvenida al 2024 sin víctimas que lamentar. Asimismo, se descartó una emergencia, el mismo día que ofreció apoyo a Japón por uno de sus peores terremotos, aunque afortunadamente éste no resultó tan trágico, con un bajo número de víctimas.