Una serie de hasta 12 explosiones en Crimea elevaron las tensiones en la región, pues Rusia advirtió que un ataque a la zona que se anexó en 2014 detonaría nuevas represalias; sin embargo, hasta el momento no hay datos que involucren a Ucrania en las detonaciones.
Pese a especulaciones de un bombardeo de las fuerzas ucranianas, el Kremlin minimizó los hechos al señalar que se trató de un incidente menor, en el que no hubo heridos ni daños que lamentar.
Sin embargo, autoridades confirmaron que cinco personas resultaron lesionadas durante el estallido en el aeródromo; ante lo que el Ministerio de Defensa se limitó a decir que fueron sólo cortadas.
En tanto, las fuerzas de Volodimir Zelenski descartaron un ataque contra su propio territorio, al recordar que éste les fue arrebatado en 2014.
Al respecto, el mandatario de la nación invadida adelantó que así como el conflicto inició por Crimea hace una década, es posible que la guerra concluya en la misma región, pues reiteró que su objetivo es recuperarlo, mientras los invasores buscan hacerse de más territorios, pues alistan referéndums de anexión en Donetsk, Lugansk y Zaporiyia.
En esta última región, los defensores reforzaron la seguridad ante lanzamientos de proyectiles de enemigos, quienes buscan intimidarlos al poner en riesgo la mayor central nuclear ucraniana. Por lo que Zelenski urgió a sus aliados a impedir el paso de turistas de esa nación al apuntar que ése debe ser un siguiente paso contra el culpable de la guerra; plan que respaldaron Estonia y Finlandia.
Y en lo que pareció una respuesta, el régimen de Putin cerró nuevamente el suministro de gas a Europa, aumentando la lista de países afectados. Según AP los que se sumaron a la lista son Eslovaquia, Hungría y República Checa, presuntamente en rechazo de los pagos, lo que apunta a su negativa a liquidar en rublos.