Una veintena de tiroteos suma Estados Unidos en poco más de una semana luego de que ayer un sujeto armado con un rifle y una pistola asesinó a cuatro personas en un centro médico de Tulsa, en Oklahoma, antes de suicidarse, lo que lo convierte en el ataque con el mayor saldo desde la masacre en una primaria de Uvalde, Texas, el pasado 24 de mayo.
Mientras legisladores y gobierno buscan vías para evitar estas matanzas o limitar el uso de las armas, autoridades reportaron que un sospechoso de unos 40 años, quien no ha sido identificado, irrumpió en la zona de consultorios médicos disparando contra varias personas entre trabajadores y pacientes.
Según datos del Departamento de Policía a sólo tres minutos de recibir el reporte los primeros agentes ya rodeaban el edificio Natalie, lo que resalta ante los reclamos vigentes por la tardanza de actuar en la escuela de Texas.
Tras el incidente que las autoridades describieron como una “escena catastrófica”, la Policía local reconoció que la rápida respuesta pudo ser un factor para que el tirador terminara con su vida, en vez de enfrentar su responsabilidad. Y hasta el cierre de esta edición aún no se dan informes sobre el posible móvil ni la identidad de las víctimas.
Con este tiroteo se extiende la sombra de la violencia armada sobre el país, pues en este periodo se han registrado ataques similares en 13 entidades, listado que encabeza Texas con tres, seguido de Oklahoma, Pensilvania, Michigan, Tennessee, California e Illinois con dos cada una, de acuerdo con registros de Gun VIolence Archive.
Y es que horas antes familiares y vecinos de Uvalde despidieron a otras víctimas de la Escuela Primaria Robb como la maestra Irma García, quien falleció en el salón, y su esposo John, quien murió dos días después de la peor masacre en la zona a causa de un infarto.
En medio de esta situación, en Texas el gobernador Greg Abbott convocó a la vicepresidencia y al Congreso estatal a crear un comité para prevenir masacres escolares como la que dejó 21 muertos, 19 de ellos niños, la semana pasada.
En una misiva, el mandatario republicano y promotor del uso de armas, quien ha sido abucheado por las familias de los niños asesinados, exhortó a estos órganos a tomar acción tras el crimen que enlutó al estado y al país.
En su propuesta destaca que el objetivo es mejorar las medidas en torno a la seguridad en las escuelas, la salud mental y el entrenamiento policial; sin embargo, en ningún momento da cuenta de posibles modificaciones sobre el uso de rifles de asalto, que es una de las demandas de la población, pues ha reiterado que es posible reducir este tipo de agresiones armadas sin limitar la portación de las mismas, ni siquiera los tipo AR-15 como el que usó un joven de 18 años al interior de un salón de clases.