Se tambalea mayoría legislativa de Macron

Con el peor récord de abstencionismo de hasta 52 por ciento, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ve en riesgo la posibilidad de tener una mayoría absoluta legislativa, luego de que la coalición de izquierda superara a los suyos por menos de un punto porcentual.

Según el recuento de la primera vuelta, la alianza de Jean-Luc Mélenchon, quien quedó en tercer lugar en las presidenciales en abril pasado, se afianzó con una ligera victoria con 26.10 por ciento sobre el proyecto centrista Juntos, que alcanzó 25.81, rompiendo el empate técnico inicial (25.2%) que daban los sondeos como Ipsos.

Pero las proyecciones para los escaños dan un máximo de hasta 295 para la coalición del presidente galo, que de confirmarse garantizaría libre margen para gobernar.

Sin embargo, a espera de una semana para la segunda vuelta, no hay nada definido, pues el mínimo de lugares en la Asamblea Nacional para quien ocupa el Palacio del Elíseo, según los datos de ayer, es de 255, por debajo de los 289, lo que lo aproxima a una gestión de negociaciones forzadas con la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), que integran izquierdistas, socialistas y verdes, que podría convertirse en la segunda fuerza parlamentaria con un estimado de entre 150 y 190 escaños. Incluso, la negociación obligaría a Macron a nombrar a su rival como primer ministro, hecho conocido como cohabitación.

Y es que sin una clara ventaja legislativa, Macron se verá obligado a negociar en propuestas clave, como aumentar la edad de jubilación en su plan de bienestar y reducir impuestos en medio de una recuperación económica tras la inflación, la pandemia y ante la guerra en Ucrania.

Dichas conversaciones serían con los aliados de Mélenchon, quien pugna por un libre mercado, pues hay mayor afinidad con éste que con la ultraderecha de Marine Le Pen, cuyo partido Agrupación Nacional apenas alcanzó 18 por ciento de las preferencias electorales, por lo que casi duplicaría los escaños de 2017 al pasar de ocho a unos 15.

Ante este panorama, analistas y medios coinciden en que, debido al sistema de distritos, la definición se conocerá hasta el próximo 19 de junio, pero aumenta la presión contra Macron, debido a temas pendientes como huelgas y el aumento del costo de vida en el país.

Y es que en caso de que pierda, el equipo armado, hasta el momento, se vería en riesgo, ya que deberá renunciar por la falta de respaldo en los comicios y complicaría una gestión que se ha caracterizado por respaldar a Ucrania en los últimos meses ante la invasión rusa.

Pero lo destacado en la cita electoral de ayer —la tercera en lo que va del año—, fue el abstencionismo, pues apenas se rebasó la asistencia de 47 por ciento a votar, evidenciando nuevamente el descontento con el gobierno y la política, como ocurrió en las presidenciales de abril pasado, en las que Le Pen consiguió su margen más estrecho ante Macron.

Ante esta situación, la primera ministra, Élisabeth Borne, cuyo puesto es uno de los que más peligra ante una derrota electoral, llamó al gobierno a revertir dicha incidencia.

La segunda mujer en llegar a este cargo en Francia aseveró que tienen una semana para motivar a los renuentes a sufragar, pues en esta ausencia está la clave para que los extremos, como la izquierda y la ultraderecha, no superen al centrismo que lleva cinco años en el poder.

Cabe destacar que ésta es la segunda vez consecutiva en que se supera el 50 por ciento de abstención y representa un alza de más de 1.5 puntos porcentuales en comparación con las cifras de 2017, años en que Macron llegó al gobierno.

En tanto, el vencedor de la jornada de ayer llamó a “derrotar la nefasta política de Macron”, esto a unas semanas de

exhortar a la población a votar por Macron para evitar el ascenso de una derecha en franco crecimiento. Asimismo, aprovechó el malestar con la gestión actual para conectar con los inconformes.