La reciente tregua en Sudán no libró a la región de las tensiones y combates, pues residentes que después de 10 días lograron salir de casa reportaron más choques cuando buscaban insumos y ayuda médica.
En las primeras horas se percibió cierta calma, lo que animó a locales a dejar el encierro confiados en el cese de las hostilidades negociado con apoyo de Estados Unidos y Arabia Saudita; pero casi a mitad de jornada del primero de los tres días del pacto la situación se transformó.
Decenas de afectados relataron a agencias que fueron testigo de otra oleada de disparos y hasta saqueos en zonas residenciales, agravando la situación de quienes no tienen posibilidad de abandonar el territorio.
De inmediato, Fuerzas Armadas y rebeldes liderados por generales rivales cruzaron acusaciones en torno al incumplimiento del pacto y desmintieron las acusaciones de su contraparte.
Pero ante lo esporádico y lejano de esos incidentes, los afectados exploraron sus vecindarios en busca de alimento e insumos médicos, así como para detectar posibles rutas de escape, aunque carecen de recursos y las fuerzas extranjeras abocan sus esfuerzos en sacar a los connacionales antes de extender este apoyo a los locales, lo que evidencia la preocupación mundial de que escale el conflicto.
En medio de lo que ya tachan de “guerra civil”, varios residentes llegaron hasta estaciones de autobuses para pernoctar en ellas hasta que haya lugar para ellos y sus familias, sin importar que tengan que caminar o completar viajes de días.
En tanto, los disidentes denunciaron que los adversarios desplegaron operativos aéreos para limitar al bando rival, pero ninguno de éstos declaró el fin del alto el fuego, presuntamente por la presión de Washington y la Unión Europea para mantener el pacto al que le quedan 48 horas, mientras ya contabilizan 420 decesos y más de siete mil heridos.
Además, se suman nuevos riesgos, pues mientras decenas de hospitales y centros de salud cerraron por la inseguridad y falta de equipo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de un peligro biológico luego de que combatientes tomaran las instalaciones de un laboratorio que investiga diversas patógenos y hasta retuvieran a los técnicos.
Con estas condiciones, líderes mundiales admiten que no hay garantías de extender el acuerdo o rescatar a más grupos; por el contrario, ven más probable un empeoramiento en la intensidad de los embates en su intento por hacerse del poder, pues los rebeldes rechazan el cambio de un gobierno militar a uno civil para regularizar a todas las Fuerzas Armadas.
Ante el aumento de las salidas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) insistió que mientras más días pasen en esta crisis mayor será el impacto en la cifra de desplazados con hasta 24 mil que se asentaron en Chad y Sudán del Sur.
Y estas cifras podrían empeorar, advirtió la vocera de la Alta Comisión de las Naciones Unidas para Refugiados, Olga Sarrado, al enfatizar que otros más se encuentran en Egipto, según datos de Associated Press, y que no hay informes oficiales de otras naciones vecinas.
Por separado, gobiernos que mantienen los traslados en busca de diplomáticos y connacionales informaron que en los últimos días han sacado a miles.