Pese a la salida de tropas rusas cerca de Kiev, Ucrania urgió a la población a evacuar de inmediato la región separatista de Donbás al advertir que ésta y Járkov podrían ser los próximos blancos de Rusia.
“Hay que evacuar mientras se pueda”, afirmó la vice primera ministra ucraniana, Irina Vereshchuk, al admitir que en cualquier momento los invasores, que se han reagrupado, escalarían la ofensiva contra Lugansk y Donetsk, en donde promueven un referéndum de posible adhesión como hace ocho años con Crimea.
Aunque estima, igual que aliados, que la embestida es inminente, reiteró que aún hay condiciones para salir, muestra de ello es que ayer unas cuatro mil 800 personas fueron evacuadas hacia Zaporiyia. Sin embargo, temen que si se pone en marcha otra operación militar, sea imposible ayudar a civiles. No por falta de voluntad, sino por el antecedente de sitios aislados, ahora recuperados, en los que hallaron víctimas de asesinato y tortura, como niños y mujeres.
Vereshchuk puntualizó que la tibia retirada rusa no fue un paso en la negociación, sino una victoria de la resistencia contra el Kremlin; por ello, aseveró que ahora los enemigos buscan enfocarse en zonas donde podrían tener más facilidad de asumir el control, con el apoyo de prorrusos, mientras los invasores bombardean edificios y depósitos militares o de combustible en Leópolis, al oeste, y Dnipro, cerca de Donbás, en donde se reportaron varias explosiones, y la última zona podría ser clave para conseguir un corredor terrestre hacia Crimea.
Con este escenario a cuestas, el presidente Volodimir Zelenski llamó a la comunidad a no abandonar al país, pues Rusia apuesta a su destrucción al ahondar la hambruna, al cortar el suministro de agua, comida y combustible, al tiempo que aumentar su artillería. Y reconoció que sólo unidos con sanciones conjuntas como un cerrojo al gas y energéticos rusos lograrán frenar la guerra; hecho ante el que Gran Bretaña confirmó que dejará de importar carbón ruso a finales del 2022 y la Unión Europea (UE) busca un consenso en el tema.
Por ello, insistió en aumentar la presión contra Putin y que las nuevas sanciones sean mucho más dolorosas contra quien intenta ocultar la imagen real de la guerra. De lo contrario, dijo, sería dar vía libre a que Rusia siga con su ofensiva militar, pese a los crímenes cometidos en 42 días de invasión.
Al respecto, Estados Unidos aplicó nuevas restricciones contra cercanos a Putin. Incluyó en la lista de vetados y con activos congelados a las hijas del líder del Kremlin, Maria Vorontsova y Katerina Tikhonova, así como a la familia de su canciller, Serguéi Lavrov, y al primer ministro, MIjail Mishustin.
Asimismo, vetó a los principales bancos rusos Sberbank y Alfa Bank para acotar las transacciones en el extranjero, sin importar el tipo de divisa, y prohibió cualquier inversión estadounidense en Rusia en represalia por las atrocidades documentadas en Bucha, que admite la Casa Blanca podrían ser sólo la punta del iceberg de esta guerra. Y también empuja la expulsión de Rusia del G-20.
Por separado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) analiza un reforzamiento ucraniano para enviar directamente a esa nación armamento por el riesgo de una nueva ofensiva contra Donbás con miras a “controlar toda Ucrania y reescribir el orden internacional”, según el secretario del organismo, Jens Stoltenberg.
En tanto, la cifra de víctimas mortales en Mariupol ya alcanzó los cinco mil, de acuerdo con fuentes locales. De ese total al menos 210 son niños, aunque la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sólo ha confirmado mil 490 muertos en todo el país, pero admite que la cifra escalará rápido por la devastación en Bucha.
- El dato: Alemania rechazó la postura de Rusia, que ha desmentido los supuestos crímenes en Bucha, y aseguró que hay evidencia de que ejecutaron a prisioneros después de interrogarlos.
