Con la nominación en el bolsillo, el exmandatario estadounidense Donald Trump sigue en la polémica, ahora al desatar una oleada de críticas por amagar con un “baño de sangre” si pierde la elección de noviembre próximo.
El mensaje incendiario del republicano generó todo tipo de reacciones, pues hasta conservadores se lanzaron en su contra ante el mensaje que pareció anticipar otro asalto al Capitolio como en 2021 y por el que aguarda fecha para dos juicios en plena campaña por interferencia y hasta conspiración electoral.
Las declaraciones del empresario y también exmandatario en un acto campaña en Ohio despertaron el rechazo del senador Bill Cassidy, pues demostró que esa postura es la que inquieta al ala moderada del partido y a votantes que siguen indecisos en respaldarlo para un posible segundo mandato.
En entrevista televisiva con NBC News, el legislador criticó la retórica de Trump al afirmar que siempre está al límite y podría resultar contraproducente, pues la usa a su favor y para atacar a ciudadanos irregulares y a opositores.
Sin embrago, Cassidy admitió que, pese a sus recientes dichos en la entidad conservadora, miles de simpatizantes lo siguen respaldando.
Muestra de ello es que dicho sector salió en defensa del magnate al acusar a diarios y canales de televisión estadounidenses de fake news, como el político de 77 años acostumbró cuando estuvo al frente de la Casa Blanca. A través de redes sociales, seguidores justificaron que el mensaje de “baño de sangre” se refería a una crisis económica no a otra insurrección, hecho por el que también enfrentó un impeachment del que salió airoso.
Mientras que su equipo de campaña rebajó las críticas al recalcar que se refería a un escenario financiero adverso, pese a que Trump aludió al fin de la democracia en esa nación.
Pero el mismo Cassidy precisó que aunque se tratara del tema económico, en el que ha criticado fuertemente al Ejecutivo, Joe Biden, no puede alardear de comentarios de ese tipo, evidenciando que puede ir muy lejos con ese tipo de retóricas y desatar críticas por la violencia.
Y es que en esta campaña el favorito, según sondeos, también arreció su postura contra los migrantes a quienes ya no se refiere sólo como “criminales” sino como “animales” y los deshumanizó al admitir que no sabe “si llamarlos personas”, a días de ironizar que éstos hablan lenguajes extraterrestres, pues ni siquiera saben inglés, principal idioma en EU.
Pero el senador no fue el único que se lanzó contra Donald Trump, pues quien fuera su número dos, Mike Pence, se unió a los cuestionamientos.
En entrevista con la cadena CBS tachó de “inaceptable” que el ganador de la nominación insista en desconocer el peligro del asalto al Capitolio, luego de que quien rebasó el número de delegados para convertirse en aspirante asegurara que los miles de detenidos por la insurrección de hace tres años son “rehenes”, a quienes prometió indultar si vuelve a la Casa Blanca, tras acusar que el Gobierno los trata mal y los usa en su contra.
El exvicepresidente consideró desafortunada la comparación de esos presos por temas de justicia con supuestas víctimas, especialmente cuando en Medio Oriente sí hay rehenes, en referencia a la guerra entre Israel y Hamas, en la que terroristas tienen aún retenidas a más de 130 personas. Incluso, Pence abundó que entre éstas hay estadounidenses, cuyas familias esperan que sean liberados a más de cinco meses de la guerra.
No obstante, declaró que como republicano aún no descarta votar por el único aspirante que queda de su fuerza política, pero dijo que respeta la decisión de quienes ya dijeron que lo apoyarán para finales de año en la llamada revancha contra Biden.
Mientras que el también republicano Mike Turner descalificó que Donald Trump los llamara rehenes cuando es claro que éstos enfrentan a la justicia por delitos cometidos.
Abundó que muchos de ellos ya fueron liberados y, hasta el momento, no se ha demostrado que él les ordenara atacar el Capitolio, pese a la evidencia de que los incitó a atacar a Mike Pence, luego de que éste se negara a defender su supuesto triunfo electoral, al denunciar un fraude que jamás se comprobó.