Luego de cuatro controvertidos años de mandato, Donald Trump abandonó la Casa Blanca muy temprano, minutos después de las ocho de la mañana.
Acompañado de su esposa, Melania, abordó el helicóptero Marine One hacia la base aérea Andrews, dejando de lado su asistencia al juramento de su sucesor, Joe Biden.
La salida del magnate rompió con una tradición de hace más de 150 años, pues él ni su esposa hicieron acto de presencia en el Congreso ni en el acostumbrado recorrido por la Casa Blanca para los nuevos huéspedes.
Previo a la hora de que Joe Biden y Kamala Harris llegaran al Capitolio, el ahora exmandatairo dio un discurso de despedida en la base de la Fuerza Aérea Andrews, en el que agradeció a su familia y a su equipo por los años de trabajo para los estadounidenses.
Además destacó los números en que dejó el Mercado de Valores, en la economía y reconoció que la pandemia golpeó muy duro al país al tiempo de que deseó suerte a la nueva administración y que de alguna forma volverá.
Pero su vicepresidente, Mike Pence tomó otra decisión. Cada vez más alejados desde que los discursos del magnate comenzaron a radicalizarse, el brazo derecho de Trump decidió asistir a la toma de juramento en el Capitolio.
En una forma de demostrar que respeta el traspaso de poderes, el republicano arropó a su sucesora Kamala Harris y se le vio acompañando a la nueva vicepresidenta en la escalinata del Capitolio para dar el relevo; además, también estuvo aplaudiendo de pie el llamado de Joe Biden a la unidad.