Como estaba previsto el exmandatario estadounidense Donald Trump se entregó ante el Tribunal de Manhattan, en Nueva York, donde estuvo en calidad de arresto por 34 cargos de falsificación de registros comerciales, pero reiteró su inocencia al presentarse como víctima de los demócratas que no lo quieren en la elección.
Con casi una hora de anticipación, el magnate salió de la Torre Trump, saludó a simpatizantes y partió al juzgado en una caravana vehicular resguardada por decenas de los 30 mil uniformados desplegados. Sin dar declaraciones, pese a que cámaras y micrófonos aguardaban un gesto o mensaje, el magnate ingresó al recinto para comparecer ante el juez Juan Merchan.
Ante la expectativa, pues sólo cinco fotógrafos ingresaron a la sala, la prensa y la población aguardó para conocer las imputaciones contra quien se convirtió en el primer exjefe de Estado procesado.
Por escasos segundos se observó a quien busca otro mandato con un semblante serio luego de calificar en Truth Social el espectáculo de “surreal” que creyó que jamás pasaría. Entre los pasillos cuando caminó de la oficina del fiscal de Manhattan, Alvin Bragg, a la sala penal, lució desafiante ante su inminente proceso luego de que un gran jurado determinó que sobornó a la estrella porno Stormy Daniels para evitar que una relación extramarital le costara la presidencia.
Pero el magnate no se inmutó y, pese a la seriedad, recalcó su inocencia ante la lista de delitos de los que la Fiscalía local dice tener evidencia. Su abogado, Joe Tacopina, destacó que Trump pidió hacer la declaración de “inocencia”, luego de responder indicaciones del juez, pues rechazó de viva voz las acusaciones que su equipo desestimará. Y tras salir del lugar, el defensor del presidente 45 de EU precisó que no hubo sorpresas, citando a su cliente, aunque admitió que éste dijo sentirse frustrado y enfadado por un caso que consideran no tiene sustento, pero adelantó “vamos a luchar” y Trump “no va a rendirse”.
En tanto, el republicano optó por el silencio, pero sólo ante la prensa. Pues minutos después se apoyó en su propia red social para alardear que en Manhattan no tienen un caso fuerte.
“No hay ningún caso. No se hizo nada ilegalmente”, externó en su segunda publicación mientras regresaba a Mar-a-lago, en Florida, sitio que eligió como centro de operaciones pues sigue en campaña, luego de que no se le tomarán fotos para el registro como acusado, para evitar su difusión.
Ahí, en el lugar que el FBI allanó el año pasado, alardeó de estar libre de delitos, aunque debe volver a presentarse el próximo 4 de diciembre. Y se lanzó contra sus adversarios. Ante un público que lo coreó y aplaudió, olvidó la advertencia de Merchan de evitar declaraciones airadas sobre el proceso o los involucrados y usó el caso como impulso electoral, pues acusó de nuevo que los demócratas usan la justicia para “ganar elecciones”, pues en realidad su objetivo no es llevarlo a prisión con cargos de hasta cuatro años cada uno, sino quitarlo de la contienda, pues indicó que “mi único delito es defender a nuestra nación de quienes buscan destruirla”.
Trump provocó los abucheos contra los culpables de este proceso al apuntar sus críticas contra el presidente Joe Biden, quien no habló del tema, el juez, el fiscal Bragg y hasta la fiscal de NY, Letitia James.
Especificó al desatar el enojo de aliados, familiares en primera fila y simpatizantes como la extremista Marjorie Taylor Greene —quien lo comparó con Jesucristo— que su sucesor en la Casa Blanca violó más leyes que él, pues Joe se llevó archivos clasificados como senador y vicepresidente, mientras que él, dijo, sí desclasificó el material, contrario a lo que afirman los investigadores. Y enfatizó que la persecución sólo fue contra él y no contra el actual mandatario.
También apuntó sus dardos contra el juez de origen latino al referir que éste “lo odia” y desprestigiar incluso a su familia, porque la hija de éste trabaja para la actual vicepresidenta Kamala Harris.
De los fiscales se apegó a denostar su labor al indicar que ambos hicieron campaña a costa de él para llegar a sus cargos, pues presumían que irían en su contra si la gente les daba el voto de confianza. Y agregó que al igual que en casos previos saldrá airoso, pues aunque hubo muchos intentos para someterlo ha librado ataques por sus supuestos lazos con Rusia, dos impeachment y la redada en su mansión.
Tras más de 20 minutos de arengar a su séquito desde el salón de baile en Mar-a-Lago aseveró que recuperará la grandeza de una nación que los demócratas insisten en arrastrar al infierno, pues no quita el dedo del renglón de la candidatura.
Y culpó a Biden de una mala gestión que definió como una nube muy oscura por el tema fronterizo y la inflación y hasta mala presencia a nivel global al referir que no ha frenado la guerra en Ucrania y fue incompetente en Afganistán. Pues agregó que ahora parecen país de tercer mundo y que “me atacan porque lucho por tí” y porque les asusta que no pueden controlarlo.
En tanto, Bragg ofreció una conferencia para abundar en las imputaciones contra quien dejó la Casa Blanca en 2021.
Sostuvo que sí hay un caso fuerte, contrario a lo que dijo Trump, pues tras años de investigación concluyó que éste y su exabogado Michael Cohen crearon un esquema ilegal para conspirar en unas elecciones a sabiendas de que su conducta era criminal pues encubrían otro delito, según la evidencia como comprobantes de pagos y cheques personales por hasta 130 mil pesos entre febrero y diciembre del 2017, que supuestamente el magnate entregó al principal testigo por servicios legales, pero que en realidad el exdefensor usó para garantizar el silencio de la estrella porno.
Según la imputación revelada tras la lectura de cargos, el republicano cometió actos graves al interferir también en un proceso presidencial, pues el objetivo era que no se conociera la relación que insiste en negar para no dañar su imagen en la contienda contra Hillary Clinton.
Aumenta polarización y defensa del magnate
La histórica entrega y lectura de cargos contra un expresidente avivó la polarización partidista en un país que tiene muy presente el asalto al Capitolio, lo que obligó a redoblar la seguridad en Manhattan.
Republicanos y demócratas afirmaron estar del lado de la ley y, aunque la mayoría se pronunció por esperar a que concluya el caso, los aliados de Trump afilan sus armas contra sus críticos a quienes ven como enemigos de Donald Trump, acusado de 34 cargos penales en una investigación que puede rendir frutos para cualquier bando según su manejo rumbo a las presidenciales del 2024.
Algunos aliados agitan el caso al sostener que por su alto nivel es necesario que el fiscal Alvin Bragg aclare sus actos contra quien busca un nuevo mandato, pues adelantan que podrían citarlo ante el Congreso, luego de que Trump señalara al de Manhattan de odiarlo.
Pero el líder de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, fue más directo al acusar que el fiscal pagará por esta “farsa” y “armamentización” de la justicia en el país.
A unos meses de tomar la batuta del Congreso aseveró que Bragg usa la justicia con fines electorales, pese a que aún no hay una decisión en el Partido Republicano, pues aseguró que hay tintes políticos y el caso es financiado con fondos federales. Otros descalificaron a Bragg y lo tacharon de gordo, como el congresista Ronny Jackson, aludiendo más a su condición que a las acusaciones.
En tanto, representantes del partido en el poder respaldaron a Alvin Bragg y dijeron que hasta el momento sólo ha presentado la evidencia de una de las tantas investigaciones abiertas contra el magnate. Pero otro sector que critica abiertamente al exmandatario consideró que se extralimitó por sus severas declaraciones contra funcionarios.