Luego de repetidos ataques contra bases militares rusas en Crimea y otros territorios ocupados, el gobierno de Volodimir Zelenski cambió su estrategia para contrarrestar al invasor y apuesta por el caos entre los enemigos, cuando el ejército rival sufre para sumar más reclutas.
Aunque las fuerzas defensoras no se atribuyeron la destrucción de depósitos de municiones en la península, el asesor presidencial ucraniano, Mijailo Podoliak, admitió que tras cinco meses de guerra implementaron una nueva contraofensiva basada en vulnerar desde dentro de las filas de militares del Kremlin.
En entrevista con The Guardian, explicó que el objetivo es reducir al mínimo a las fuerzas de Vladimir Putin.
Por ello, ahora van tras su logística y suministros, lo que apunta a los recientes golpes para disminuir el equipo y municiones. Sus declaraciones se dan mientras inteligencia de otros gobiernos señala que el régimen enfrenta problemas para reforzar a sus tropas, luego de varias bajas, pues ni prisioneros estarían dispuestos a sumarse a la ofensiva que comenzó en febrero pasado.
Y más tarde el presidente ucraniano reiteró sus intenciones de recuperar Crimea, a casi una década de que ésta les fuera arrebatada. En un mensaje compartido en sus redes sociales, el mandatario dijo que los recientes incidentes demuestran que Crimea no es un lugar para los invasores y también se lanzó contra socios comerciales del Kremlin al exigir a gobiernos de América Latina a dejar de negociar con el responsable de la guerra, al referir que su dinero favorece este conflicto y provoca más y más muertes.
Incluso, Zelenski dejó entrever que sus militares estarían detrás de los ataques contra las instalaciones rusas al exhortar a la población a no acercarse a ninguna base del rival, pues se han convertido en un blanco.
Pese a ello, el invasor no se pronunció, pero reiteró que hubo un sabotaje, pues las acciones fueron provocadas, aunque no entró en detalles, minimizando el golpe en su contra.
Y el Ministerio de Defensa ruso reportó que neutralizó una célula islámica en Crimea, atribuyendo a ésta los daños en sus almacenes. Fuentes del régimen aseguraron que la agrupación terrorista, de seis combatientes, conspiró desde territorio ucraniano y con un grupo de “emisarios”, sin revelar si son extranjeros o locales, lo que recuerda las acusaciones de usar a extranjeros para combatir.
Además de los golpes que retrasan los objetivos rusos, el gobierno de Putin enfrenta nuevas críticas pues su principal opositor en el país, Alexéi Navalny, reiteró su llamado a los gobiernos del mundo a aplicar más sanciones contra aliados del presidente, pues son los oligarcas los que mantienen el flujo de recursos en favor de este conflicto bélico.
Por separado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) exigió a los invasores permitir el paso de especialistas de la Agencia Internacional de Energía Atómica a la planta nuclear de Zaporiyia, ante el creciente riesgo de que pueda ocurrir una “catástrofe” por los disparos y bombardeos en las inmediaciones de la central.
Guterres llega a Leópolis
Como estaba previsto, el secretario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, arribó ayer a Ucrania en su segunda visita a la región, lo que recuerda que en abril pasado el invasor atacó la ciudad en la que se encontraba.
Sin un agenda definida, se prevé que esté en la región hasta el próximo 19 de agosto y hoy sostendrá una reunión trilateral con los presidentes de Ucrania, Volodimir Zelenski, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en torno a la situación alimentaria y las negociaciones para que más barcos zarpen de la zona; aunque también prevé un diálogo solo con el líder defensor en torno al conflicto.
Además, durante su instancia visitará al menos uno de los puertos, el de Odesa, para supervisar personalmente los avances en torno al flujo comercial en la zona, mientras grupos prorrusos en Energodar también buscan un acercamiento con él, al acusar que esta visita muestra su inclinación por el gobierno de Zelenski.
- El dato: Ninguna autoridad en Ucrania se ha pronunciado en torno a la supuesta relación con el grupo terrorista que fue identificado y disuelto, según el régimen de Putin.
