El número dos de la Inteligencia militar ucraniana, Vadim Skibitski, confirmó que el Ejército ha agotado sus reservas de munición y depende exclusivamente de la ayuda militar internacional para defenderse de la invasión rusa.
“Esto se ha convertido en una guerra de artillería y estamos perdiendo. Todo depende ahora mismo de la ayuda que Occidente nos entrega. Hemos agotado casi toda nuestra munición de artillería”, declaró al diario británico The Guardian.
En este contexto, el presidente Volodimir Zelenski pidió a Estados Unidos y países aliados que envíen de manera urgente más armamento pesado, ya que son de importancia crítica para luchar contra el avance de Rusia en la región de Dombás.
Por separado, Mykhailo Podolyak, asesor del presidente ucraniano, dijo a la BBC que hasta 200 soldados ucranianos mueren a diario en la embestida militar, y sólo un armamento occidental más avanzado podrá hacer retroceder la ofensiva, reducir las bajas y obligar a Moscú a sentarse a la mesa de negociaciones.
Las fuerzas armadas de Ucrania afirman que sus soldados continúan manteniendo el control de una zona industrial de Severodonetsk, al tiempo que el enfrentamiento con el Ejército ruso continúa en las calles de la ciudad.
El recrudecimiento de las hostilidades en el este del país han situado a ciudades como Mariúpol, ocupada parcialmente por fuerzas rusas, al borde de sufrir una epidemia de cólera, así como brotes de otras enfermedades, como la disentería.
En tanto, cientos de personas siguen huyendo de los intensos combates en el este mientras las fuerzas rusas y ucranianas se disputan el control de ciudades y pueblos clave en Luhansk y Donetsk.
Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos calificó de “crimen de guerra” la condena por parte de la Justicia de la autoproclamada república de Donetsk a pena de muerte impuesta contra dos ciudadanos británicos y un marroquí acusados de participar en la guerra en favor del bando ucraniano.