Ekaterina García Castell, mexicana varada en Israel, describió como “terrorífico y horrible” el conflicto en la región a la espera de salir de ese país, pues teme que escale la crisis.
Desde Tel Aviv, a unos 70 kilómetros de Gaza, narró a La Razón que el ambiente en la ciudad es “superdenso” con sirenas resonando por los misiles interceptados por el Domo de Hierro del ejército: “No había nadie en la calle, sólo uno que otro extranjero despistado”.
Relató que su viaje comenzó en septiembre por un trabajo de su pareja, Pablo Peniche Domínguez, productor de música electrónica, pero su estancia se extendió ante el ataque terrorista, pues su vuelo a Berlín del pasado 7 de octubre fue cancelado y ahora buscan salir a Alemania o “a donde sea; es bastante estresante estar aquí. Tengo miedo de que en algún momento escale”.
Su pesadilla comenzó en el aeropuerto por las cancelaciones que transformaron el lugar en un caos con “filas enormes y mucha tensión”, pues todos quieren salir, mientras se oyen las sirenas y ven cómo las armas se impactan en el domo, lo que le provocó un ataque de pánico, temblores y hasta lloró.
En medio de la incertidumbre de cuándo podrán salir, la viajera de 37 años comentó que ante las primeras sirenas ella y Pablo reaccionaron incrédulos, pues incluso creyó que se trataba de un terremoto, pero israelíes les confirmaron que era un ataque desde Gaza, “el mayor en años”, con muchos desaparecidos y muertos. Y tras varias horas “vamos aprendiendo”, pues recordó que en la primera alerta intentaron salir en busca de refugio, pero los detuvieron para aconsejarles quedarse en las escaleras del edificio.
Ekaterina insistió que sigue aterrada y consternada, pues los terroristas rondan las inmediaciones de la capital, uno de sus amigos fue secuestrado en el festival al que ella no fue porque no coincidía con su agenda y su vuelo saldrá hasta el próximo 12 de octubre. La aerolínea sólo les dio un día de hospedaje y por los días restantes pagarán hasta 18 mil pesos, con pocas opciones porque sus tarjetas no son aceptadas en Israel.
Más allá del dinero dijo que preocupa su seguridad y no estar en la calle “con amenaza de bomba o terroristas”. Al respecto, admitió que “desde afuera es muy escandaloso” este escenario para sus familias, quienes se encuentran muy asustadas y con las que están en constante comunicación, mientras no se sienten protegidos, pues aún no tienen respuesta de la embajada.
Incluso sentenció que “uno se siente más apoyado por nuestros paisanos que con la embajada”, pues publicó en Facebook cómo se vive allá y de inmediato amigos les ofrecieron el teléfono de familiares y conocidos que podrían ayudarlos en Israel, a la espera de retornar a México.