Alejandro Giammattei asumió la presidencia de Guatemala, un país que enfrenta el grave reto de la pobreza y la inseguridad, con la fuerte presión de Estados Unidos, que se empeña en que esa nación sea su contenedor de los migrantes que rechaza en la frontera con México.
Ayer, incluso antes de su ceremonia de investidura, recibió a funcionarios de la administración Trump, con quienes trató la inmigración ilegal y cómo mantener los acuerdos firmados con su antecesor, Jimmy Morales, para mejorar la seguridad fronteriza.
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En la parte superior de su lista de tareas pendientes está la decisión de deshacer o expandir el acuerdo que firmó Morales con Trump, y que hace de Guatemala una zona de amortiguación para reducir las solicitudes de asilo en EU.
Fuentes de Washington informaron que el secretario de Seguridad Nacional de Trump, Chad Wolf, tenía la misión de empujar a Giammattei a ampliar el acuerdo para incluir a los mexicanos en la lista de los inmigrantes que debía recibir en su territorio.
En Twitter, Alejandro Giammattei escribió que él y el secretario de Comercio de EU, Wilbur Ross, hablaron sobre la inversión y el crecimiento económico para detener la inmigración.
La embajada de EU tuiteó que Wolf habló con el nuevo líder guatemalteco de contener a los indocumentados y mejorar la seguridad fronteriza, y que en el marco de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional se firmaría un memorando de entendimiento con Guatemala, para estimular con mil millones de dólares las inversiones del sector privado y crear empleos, una manera de convencer a Giammattei.
Guatemala es una de las naciones más pobres y desiguales de América Latina, con una pobreza en aumento desde 2000 a pesar de las fuertes tasas de crecimiento económico, según el Banco Mundial. Los funcionarios estadounidenses lo han amenazado previamente con consecuencias económicas si no acepta el Acuerdo de Cooperación de Asilo.
Giammattei, quien había sugerido previamente que buscaría cambiar el acuerdo, pareció suavizar su postura el pasado lunes, al decir que aún no había visto los detalles del acuerdo.
Guatemala es fundamental para los esfuerzos cada vez mayores del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para poner fin a la inmigración ilegal y las solicitudes de asilo de personas que se dirigen a la frontera suroeste de Estados Unidos.
Según el trato bilateral, implementado en noviembre pasado, Estados Unidos envía a hondureños y salvadoreños que buscan asilo en la frontera con México a Guatemala para solicitar refugio allí.
Hasta el viernes, 128 solicitantes de asilo salvadoreños y hondureños fueron enviados en virtud del pacto, según datos del gobierno guatemalteco. Sólo unos pocos han solicitado asilo en un país que en sí mismo es una fuente importante de migrantes con destino a Estados Unidos. Otros tuvieron que regresar a casa.
La pobreza afecta a 59.3 por ciento de los 15 millones de habitantes en Guatemala es uno de los factores que impulsan la migración ilegal de miles de guatemaltecos cada año a Estados Unidos.
Para alcanzar sus objetivos, Giamma-ttei le apuesta al Plan Nacional de Innovación y Desarrollo, que tiene como pilares la economía, competitividad y prosperidad, el desarrollo social, la gobernabilidad y la seguridad interna.
En el lado positivo, la tasa de homicidios en Guatemala se redujo: a 22 asesinatos por cada 100 mil habitantes en 2018, de 45 por cada 100 mi que se registraron en 2009.
Pero la libertad con la que los narcotraficantes influyen en la política es un desafío. Antes de las elecciones del año pasado, el candidato presidencial y ocasional aliado de Morales, Mario Estrada, fue arrestado en Miami, acusado de buscar fondos de los cárteles de la droga y conspirar para asesinar a sus rivales.