Como se anticipaba, el presidente de China, Xi Jinping, consiguió un tercer periodo consecutivo como máximo líder de la potencia y del Partido Comunista con la mira puesta en la economía mundial y en Taiwán, que rechaza la reunificación; lo que hace temer que intente afianzarse en el poder hasta la muerte.
Durante el XX Congreso de esa fuerza política, sumó el suficiente apoyo para su reelección y convertirse en el primer líder chino que rompe con la restricción que impedía a un gobernante permanecer en el poder más de 10 años al hilar más de dos periodos consecutivos, luego de una de las gestiones más polémicas por la dura política anti-Covid y sus diferendos con Estados Unidos y con el mundo en torno a la represión y la defensa de los derechos humanos.
En su nuevo impulso Jinping ratificó y hasta ascendió a sus más cercanos aliados, para eliminar a cualquier voz disidente en el gobierno, con lo que prevén una transición de mayor liderazgo que la de 2018. Y es que todo apunta a un apretón con un círculo mucho más cerrado de funcionarios altamente leales, mucho más a él que al partido.
Incluso, medios chinos ven en estos cambios su intento de afianzar un control total de la nación de la mano del Comité Permanente en el que nombró a seis leales como su número dos Li Qiang, líder del partido en Shanghái, hecho con el que lo integra a la línea de sucesión del primer ministro, Li Keqiang, quien dejará su cargo el próximo año por orden del régimen oriental.
Con ello, el mandatario le da un papel más relevante ante la jubilación obligada de Keqiang por edad, pues en el país deben jubilarse a cierta edad, aunque Xi no lo cumple a sus 69 años.
Además de Qiang, resaltan Zhao Leji, quien escaló como tercer hombre de confianza y futuro líder legislativo, junto a Wang Huning, Cai Qi, Ding Xuexiang y Li Xi, quienes mantendrán la política actual sin exabruptos como hombres fieles al presidente, aunque muchos carecen de experiencia en el gobierno, según medios críticos, mientras líderes de regímenes similares como Vladimir Putin, de Rusia, y Kim Jong-un, de Norcorea, lo felicitaron por su triunfo para mantenerse en el gobierno, lo que recuerda actos similares en esas naciones.
Con estas designaciones cualquier de este grupo disputará el respaldo de Xi para convertirse en el futuro sucesor, aunque sólo ocurrirá si Jinping declina mantenerse en el poder, pues reconocen que esta ampliación de mandato apunta a quedarse en éste hasta la muerte como lo hizo Mao Zedong.
Además, eliminó algunos engranes que no ve lo suficientemente fuertes ni en el gobierno ni en el partido en lo que opositores ven como una “revolución interna”, lo que recuerda que durante el encuentro el exdirigente Hu Jintao acaparó los reflectores luego de que fuera escoltado y sacado del Congreso por la fuerza a mitad de evento.
Aunque el gobierno no abundó en la polémica de la que circularon varios videos en redes sociales, fuentes estatales matizaron la escena al señalar que se trataba de su propio equipo por temas de salud ajenos al Congreso comunista, lo que generó dudas sobre las armas de Jinping para deshacerse de rivales que no avanzan en la misma línea que él, pues estaba sentado a su costado.
Sin embargo, destaca que en esta sacudida de cara al 2023 deja sin representación femenina a su máximo órgano de poder, pues sólo nombró a 24 de los 25 integrantes del Politburó, pues no contempla sustituir a Su Chunlan, quien se jubilará a los 72 años — tres años mayor que Jinping—, lo que evidencia el plan de retener la presidencia por tiempo indefinido, de acuerdo con agencias y críticos del régimen.
Sin embargo, sí hay una ligera representación de ellas en el Comité Central, pues de los 205 nuevos miembros 11 son para mujeres. Dicha cifra representa que hay una por cada 18.6 hombres en puestos de jerarquía y una mayor confianza en el sector masculino.
La ampliación del mando se da pese a polémicas en el mundo, como su cuestionada política de “cero Covid” en la que encerró por semanas y hasta meses a ciudadanos en zonas de riesgo, y sus presiones contra Taiwán, que insiste es su territorio y a la que intimidó hace semanas, y Hong Kong, donde se denuncian graves violaciones a los derechos humanos por parte del régimen de Beijing.
Y con ello, el mandatario refuerza su promesa de modernizar al país y a sus fuerzas armadas para ser uno de los ejércitos más poderosos y una nación próspera económicamente, con miras a un plan para los próximos cinco años.
No obstante, en estos ajustes no se adelantaron reformas claras, pero se calcula que antes de que concluya el año fije las bases del cambio económico basado en el desarrollo de los negocios y la tecnología para renovar a la nación y corregir el papel histórico de China en el plano político, económico y cultural en su lucha frente a otras potencias.
Pero medios y líderes adelantan que habría una disminución drástica de las estrictas normas por el Covid-19 y un plan de desaceleración económica como parte de su rejuvenecimiento nacional en defensa de los intereses chinos.
