El presidente Volodimir Zelenski acusó el viernes a Rusia de cometer crímenes de guerra en el noreste de Ucrania y dijo que era demasiado pronto para decir que el rumbo de la guerra estaba cambiando a pesar de las rápidas ganancias territoriales de sus fuerzas este mes.
El líder ucraniano también mencionó a la agencia de noticias Reuters en una entrevista que el resultado de la guerra con Rusia, a punto de cumplir siete meses, dependía de la rápida entrega de armas extranjeras a su país.
Comparó la situación en las áreas recién liberadas del noreste "con la sangrienta telenovela después de Bucha", un pueblo cercano a Kiev donde acusó a las fuerzas rusas de cometer numerosos crímenes de guerra. Moscú negó los cargos.
"Hasta el día de hoy, hay 450 muertos, enterrados (en la región nororiental de Járkov). Pero hay otros, entierros separados de muchas personas. Personas torturadas. Familias enteras en ciertos territorios", indicó Zelenski.
Cuando se le preguntó si había evidencia de crímenes de guerra, mencionó: "Todo esto está ahí... Hay algunas pruebas y se están realizando evaluaciones, ucranianas e internacionales, y esto es muy importante para nosotros, para que el mundo lo reconozca".
Rusia niega regularmente haber atacado a civiles durante lo que llama su "operación militar especial" en Ucrania y ha dicho en el pasado que las acusaciones de abusos contra los derechos humanos son una campaña de desprestigio.
El gobernador de la región de Járkov, Oleh Synhubov, dijo a los periodistas el viernes en uno de los sitios de entierro en la ciudad de Izium que algunos cuerpos exhumados allí habían sido encontrados con las manos atadas a la espalda.
Moscú no ha comentado sobre el sitio de entierro masivo en Izium, que era un bastión ruso de primera línea antes de que la contraofensiva de Ucrania obligara a sus fuerzas a huir.
No hay fin temprano de la guerra
La entrevista del viernes tuvo lugar en la oficina del presidente en el distrito gubernamental fuertemente custodiado, que ahora es como una ciudadela para Zelenski y sus asesores. Sacos de arena estaban apilados en las ventanas de los pasillos laberínticos y tenuemente iluminados del edificio.
Una sirena antiaérea, utilizada para advertir del peligro de los misiles que se aproximan, sonó en Kiev poco antes de la entrevista.
Zelenski, que visitó Izium el miércoles, reiteró su llamamiento a los países occidentales y otros para que aumenten el suministro de armas a Ucrania.
"Querríamos más ayuda de Turquía, querríamos más ayuda de Corea del Sur. Más ayuda del mundo árabe. De Asia", dijo.
Zelenski también citó "ciertas barreras psicológicas" en Alemania para el suministro de equipo militar debido a su pasado marcado por el nazismo, pero precisó que tales suministros eran vitales para que Ucrania se defendiera contra lo que llamó "fascismo" ruso.
Elogió la rápida contraofensiva de Ucrania, pero restó importancia a cualquier sugerencia de que la guerra estaba entrando en algún tipo de juego final. "Es pronto para hablar del fin de esta guerra", enfatizó.
Zelenski enunció que solo apoyaría la idea de reabrir las exportaciones de amoníaco ruso a través de Ucrania, una iniciativa propuesta por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), si Moscú devolviera a los prisioneros de guerra ucranianos a Kiev.
Hablando en Uzbekistán, el presidente ruso, Vladimir Putin, restó importancia a la contraofensiva de Ucrania con una sonrisa, pero advirtió que Rusia respondería con más fuerza si sus tropas se vieran sometidas a más presión.
Zelenski dijo que estaba convencido de que los suministros de armas extranjeras a Ucrania habrían disminuido si Kiev no hubiera lanzado su contraofensiva y que las ganancias territoriales impresionarían a otros países.
"Creo que este es un paso muy importante que influyó o influirá en las decisiones de otros países", dijo.
Cuando se le preguntó en el día 205 de la guerra si alguna vez tuvo la oportunidad de relajarse, Zelenski dijo: "Realmente me gustaría que los rusos se relajaran".
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