Por cada 100 pesos que se invirtieron en infraestructura en México durante el año pasado, sólo 20 centavos fueron destinados a obras en centros educativos o a solucionar problemas de deterioro y falta de servicios básicos que tienen algunas escuelas en el país; es decir, solamente el 0.2 por ciento del presupuesto para este rubro fue para el sector educativo.
Un análisis realizado por la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) refiere que la inversión pública en infraestructura en México ha tenido importantes reducciones, siendo el sector educativo el más afectado.
En 2014, por ejemplo, se invirtieron 24 mil 300 millones de pesos en atención a muros, pisos techos, rehabilitación de instalaciones hidráulicas, sanitarias y eléctricas de los palenteles escolares, mientras que el año pasado esta cifra cayó a 2 mil 200 millones de pesos, lo que significó un desplome del 91.1 por ciento del presupuesto.
En entrevista con La Razón, Ricardo Trejo, director de la consultora Forecastim, señaló que esta reducción presupuestal obedece a que el Gobierno no priorizó la inversión pública de infraestructura en el sector educativo.
“En materia de educación se fue a otro ramo de la clasificación presupuestal. Por ejemplo, para este año se aprobaron, de último momento en la Cámara de Diputados, por ahí de 20 mil millones de pesos más, pero fueron para el ramo administrativo y el de becas”, indicó.
La CMIC señaló que en 2009 fue el año donde más inversión pública se destinó a infraestructura, pues se alcanzó 6.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); sin embargo, en los años consecutivos lo destinado a infraestructura disminuyó; por ejemplo, en 2019 se registró el mínimo histórico de 2.2 por ciento, en 2022 se logró llegar a 3.2 por ciento, y en 2023 la inversión pública volvió a caer y se ubicó en 2.8 por ciento.
En términos generales, el periodo de 2013 a 2017, tuvo un promedio anual del 3.8 por ciento y en el periodo de 2019 al 2023 se ubicó en 2.7 por ciento del PIB nacional. Para la CMIC esto representa un porcentaje inferior al que se requiere para atender los problemas de infraestructura que existen en el país.
De manera más general, el año pasado la inversión en infraestructura, tanto pública como privada, representó el 24 por ciento del PIB, el porcentaje más alto en los últimos años; a pesar de eso, no se logró que la inversión alcanzara los niveles adecuados.
“No podría haber una explicación de que hay menos ingresos y por lo tanto hay menos gasto en inversión física, más bien (la carencia) obedece a un cambio de estrategia, un cambio de política, privilegiaron otro tipo de inversión; por ejemplo, la inversión en transferencias por encima de la inversión física”, señaló el experto.
Explicó que la inversión en educación se enfocó en programas sociales, como becas y apoyos económicos, pero no se invirtió lo necesario en construcción y mantenimiento escolar, como la construcción de aulas, de techumbres, canchas deportivas o bardas perimetrales, tampoco se le dio mantenimiento a los centros escolares.
Un estudio de las Naciones Unidas (ONU) de 2017 sobre infraestructura escolar señala que en los países latinoamericanos sólo uno de cada cuatro estudiantes de educación básica asiste a centros escolares con infraestructura suficiente, mientras que sólo un tercio de los estudiantes de educación básica va a escuelas donde hay condiciones necesarias.
Considerando el incremento de inversión Público-Privada durante 2023, tanto la CMIC, como el director de Forecastim, coincidieron en que la prioridad durante la actual administración federal fue la construcción de obras emblemáticas.
“Estamos hablando de la mayor inversión en los últimos casi 30 años, pero esa inversión se canalizó exclusivamente para el sector transporte y energía. Estamos hablando del Tren Maya, de la refinería Dos Bocas; se privilegió lo que se venía cayendo en sexenios pasados, este Gobierno lo rescató” aseguró Trejo.
La CMIC reconoció que el Gobierno federal impulsó obras importantes de infraestructura en el sur-sureste, pues es una región que se había olvidado; no obstante, esas inversiones públicas no se canalizaron a educación, lo cual es preocupante ya que representa un sector estratégico para el desarrollo del país.
“La estrategia del Gobierno fue pensar en una estrategia de corto plazo que dé becas y apoyos, pero no apostó por una política pública de educación integral...digamos que en un país que tiene educación y que tiene salud se está generando que las productividades en el futuro sean mayores; entonces, cuando no piensas en eso, no lo ves, pues en el futuro vas a tener un país con carencias”, finalizó Ricardo Trejo.