La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) decidió, por unanimidad, dejar la tasa de interés interbancaria en siete por ciento, principalmente por el comportamiento de la inflación, que está cambiando su tendencia a la baja hacia mediano y largo plazo, con la ayuda de varios factores, para llegar al objetivo de tres por ciento.
Tras su reunión de política monetaria, la última para Agustín Carstens como gobernador de Banxico, se detalló que los factores que fundamentan la previsión sobre la trayectoria de la inflación son: “la moderación en la demanda por crédito, un anclaje de las expectativas de inflación y una significativa apreciación de la moneda nacional frente al dólar desde mediados de enero y a finales de septiembre de 2017”, pese a revertirse parcialmente.
Ésta es la tercera vez consecutiva que deja la tasa de interés en siete por ciento, luego de cuatro incrementos que se realizaron en el primer semestre del año.
Pese a dejar sin movimientos la tasa, el Banxico destacó que “seguirá muy de cerca” los factores que incidan en la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo, como el tipo de cambio entre México y Estados Unidos, su traspaso a los precios, además de algunas presiones salariales que puedan surgir.
Otros de los riesgos que podrían influir son la evolución desfavorable de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o una reacción negativa en los mercados por los cambios en la política monetaria de Estados Unidos, aunado a un alza de precios en energéticos o en bienes agropecuarios.
“Ante los diversos riesgos que siguen presentes, la Junta estará vigilante para asegurar que se mantenga una postura monetaria prudente, de manera que se fortalezca el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazo”, puntualizó el banco central.
Asimismo, anticipó que se espera que la inflación general siga una tendencia a la baja en los dos últimos meses de 2017, y que “se acentúe durante el próximo año, conduciendo a la convergencia al objetivo de tres por ciento hacia finales de 2018”.
Alza desproporcionada del SM pegaría a precios
Un aumento desproporcionado del salario mínimo para 2018, respecto a la variación de la productividad, podría atraer presiones salariales significativas que impactarían el proceso de la inflación, indicó Banxico en su Anuncio de Política Monetaria.
La Junta de Gobierno del banco central detalló que este incremento repentino del salario podría impactar en los costos de la mano de obra, que principalmente se utiliza en las actividades secundarias o industriales, lo que terminaría incidiendo en un aumento de precios.
“Tomando en cuenta que las condiciones en el mercado laboral han venido estrechándose, aunado a la posibilidad de un incremento en el salario mínimo desproporcionado respecto de la evolución de la productividad, la evolución de los costos unitarios de la mano de obra podría reflejarse en la inflación”, expuso.
Con información de Ericka Pedrero