Algunas de las marcas más famosas de videojuegos, cámaras fotográficas y celulares que perdieron mercado ante los avances tecnológicos, como Nintendo, Polaroid o Nokia aprovechan la nostalgia y la búsqueda del sentimiento de diferenciación de las generaciones Millennial y Z, para lanzar productos vintage o retro que les ayuden a aumentar sus ventas.
De acuerdo con el profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Obertá de Catalunya (UOC), Josep Maria Catalá, el sentimiento de nostalgia, de comprar cosas de calidad, que se hacen con procesos más lentos, incluso handcrafted (hechos a mano) y de tener objetos que diferencien a las personas de los demás, es lo que ha hecho que crezca el mercado vintage.
Explicó que este tipo de bienes o incluso servicios van dirigidos a una clase media o media alta hacia arriba, ya que son productos de un alto costo, aunque hay sus excepciones, ya que las empresas sólo fabrican lotes pequeños para aumentar el interés de los compradores.
“El precio de estos productos no es bajo, porque buscan diferenciarse, porque si se hace una producción masiva entraríamos a lo mismo y el artículo perdería ese valor… estos productos, por lo regular, van a un segmento medio-alto”, dijo en entrevista a La Razón.
Comentó que cuando alguno de ellos se lanza a la venta, como pasó hace un mes con el Nintendo Super NES, las pocas unidades que hay a nivel mundial se terminan en minutos y al revenderlos su precio llega a triplicarse. Por ejemplo en España tenía un precio cercano a los 100 euros y días después, en páginas como Amazon, se ofrecían hasta en 300 euros.
Catalá destacó que el precio se multiplica y aún así se vende el producto, ya que algunos de estos objetos son de colección. “A las marcas les interesa sacar lotes pequeños para que haya más demanda, crezca el interés y se hable más del producto, pues si hay muchas unidades no tendría el mismo éxito”, acotó.
Precisó que el segmento vintage no es tan nuevo, pues desde hace muchos años e incluso décadas hay productos como los autos o muebles antiguos, que son bien cotizados entre coleccionistas, pero en los demás artículos comenzó a tener revuelo hace unos cinco años.
Expuso que ahora no sólo se ofertan productos tecnológicos retro, sino también ropa, o servicios, como los de las barberías o la comida hecha en casa, contrario a la industrializada, debido a que generan una sensación de relajación.